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Cartas desde Tailandia

Soldados "sandía" en Bangkok

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Los soldados de reemplazo que se han enfrentado a los "camisas rojas" llevan los uniformes verdes del Ejercito. La mayoria de ellos provienen de las clases bajas, los ricos consiguen eludir el servicio militar obligatorio.No es extraño que estos pobres jóvenes a los que se ha mandado a despejar las calles de Bangkok estén íntimamente mucho más cerca de los miles de "camisas rojas" que siguen paralizando uno de los centros comerciales y turísticos de la capital.
Cuando los mandos militares les han mandado a desalojar a la muchedumbre, a las masas de manifestantes, se han visto confrontados con sus propios hermanos.

Reclutas bisoños en su mayoría ya tienen adjudicado un calificativo. Como las sandías, verdes por fuera pero con el corazón rojo por dentro, estos pobres reclutas se ven forzados por disciplina a enfrentarse con unas turbas enardecidas e inflamadas con los continuos discursos de sus rojos líderes..
De todo lo mucho que se encuentra en Internet sobre esta Guerra civil evidente, reproducimos para el lector el testimonio de uno de estos soldados y que hoy ya ha sido borrado por la censura tailandesa.
"A unos 50 reclutas que no habíamos terminado el periodo de instrucción nos ordenaron ponernos el equipo antidisturbios y al anochecer fuimos transportados a uno de los puntos de Bangkok donde se habían hecho fuertes los "camisas rojas". La poca instrucción recibida nos hacía unos soldados inexpertos

Nos encontramos de pronto en una lucha confusa con los "camisas rojas". Nos habían ordenado tirar con balas de goma a las piernas de los manifestantes. Nos atacaban con ladrillos, palos, cócteles Molotov y hasta con fuego real. Nuestros gases lacrimógenos nos hacían difícil ver lo que estaba pasando. No era en absoluto un videojuego.

Nuestro suboficial fue herido y se lo llevaron, nadie tomó el mando. Muchos de los reclutas huyeron en busca de salvación. algunos dejaron detrás armas y equipo. Estuve ayudando a retirar compañeros heridos a una zona fuera de peligro. Algunos heridos estaban muy graves y pensamos que otros estarían ya muertos. Era una situación terrible.

Los gases me afectaron. Aprovechando los "camisas rojas" para quitarme el casco que nunca volví a ver. Dos compañeros y yo quedamos aislados sin saber a dónde ir.
Era demasiado peligroso quedarse y nos perdimos. Después de tres horas encontramos a un policía en medio de la noche. Este nos indicó dónde podríamos encontrar a nuestra unidad.

De los 50 que salimos sólo 20 quedaban. Algunos debían estar heridos en los hospitales y probablemente muchos estaban huidos para poner a salvo sus vidas.
Hemos decidido entre los reclutas que no volveremos a salir en misiones como ésta. Los oficiales decían lo mismo. El comandante en jefe nos corroboró que no nos volverían a pedir que saliéramos de nuevo"

Si el lector visiona en Youtube la batalla de Bangkok comprenderá cuanto dice este anónimo soldado. Esta Guerra civil de hecho entre rojos y amarillos, entre ricos y pobres no se resolverá ni disolviendo el Parlamento ni con nuevas elecciones.

La caja de Pandora de la desigualdad social extrema fue abierta por Thaksin y falsamente cerrada con el golpe de estado derechista de 2006 cuyos frutos vemos ahora.
Rojos pobres del Noreste, algunos pagados y muchos por idealismo, antiguos comunistas, intelectuales de izquierdas y otros pescadores en río revuelto siguen acampados en uno de los centros de Bangkok. Es una impresionante muchedumbre de miles y miles de persona vestidas de rojo y que han mantenido y siguen manteniendo en jaque al mismo ejército y al gobierno.

Las élites de Bangkok radicalmente conservadoras y aun las clases medias urbanas los ven como una chusma que quiere poner en peligro el statu quo.Mientras algunos abogan por una República Popular la mayoría no cuestiona la Monarquía pero si piden el fin de privilegios, injusticias y la corrupción descarada de políticos y militares.

Difícilmente un observador occidental puede tomar partido. El laberinto tailandés no tiene salida hoy por hoy. Una vez más hemos de acabar diciendo: pobre Tailandia! Mientras en el resto del país estamos en pleno festival de Songkhran, año nuevo thai, y la gente sigue celebrando, a pesar de todo, la fiesta más importante del calendario.

Mientras vemos en la TV desfilar los féretros de las 21 víctimas y a continuación los planos de niños, jóvenes, y no tanto, rociándose alegremente con agua según la festiva tradición. Amazing Thailand como dice su slogan.

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