Decíamos en nuestro anterior artículo (27-7-10) lo que todos los ciutadellencs saben: que su urbanización más entrañable, Cala Blanca, como las está pasando moradas, mudó el semblante y podría llamarse Cala Morada. En consecuencia, está en la UCI, con dos opciones para intentar salvarse con sus cuevas: la intervención urgente de su apertura o lograr el mismo objetivo con la terapia tradicional de la administración. El día 12 de agosto, a las 8 horas, en el hotel Sagitario, los partidarios de ambas alternativas, la asociación de comerciantes y hoteleros de Cala Blanca, Son Carrió y Santandria, Blancandria, y los no asociados debatieron qué terapia seguir para reflotar sus negocios.
Los reunidos eran conscientes de que las decisiones que pudieran tomar sólo parten de la relación de proximidad o pertenencia al lugar donde se encuentran las cuevas, lo que les afecta más directamente y de alguna forma legitima ser sus promotores más interesados. De igual forma saben que el objetivo trasciende su marco geográfico porque las ondas culturales y económicas expansivas que generarán su inauguración beneficiarán también a Ciutadella y, por ende, a Menorca y las Baleares.
El presidente de la asociación, Pedro Capó, historió sus laboriosos orígenes, las mejoras obtenidas en revertir la imagen de abandono de Cala Blanca y los proyectos en curso: apertura de las cuevas y continuar las tareas de modernizar las urbanizaciones: señalizaciones, marquesinas de las paradas de autobús, embaldosados, alumbrado...
Los logros conseguidos, acelerar la terminación de la planta desaladora, inauguración del mirador de la puesta de sol, iniciativa extendida a Cala en Blanes y Ciutadella, la limpieza de las playas, retoques al centro Comercial, la página web promocionando las urbanizaciones, el reconocimiento de Blancandria como interlocutor de las autoridades y su fluido diálogo con la alcaldesa, fueron los principales argumentos esgrimidos para confiar en la buena gestión de las autoridades en los diversos emprendimientos y, por tanto, la inconveniencia de acelerar en el tema de las cuevas.
Como era lógico, hubo dudas: que el "abrir las cuevas cuanto antes" y los "trámites urgentes" de los políticos significasen igual para los que viven de sus negocios en Cala Blanca, golpeados por la crisis y el todo incluido. Con el común acuerdo de gobierno y oposición los relevamientos arqueológicos de las cuevas tardaron tres años. ¿Cuánto durarán, de seguir la unión o de prevalecer los intereses sectoriales, los estudios jurídicos del subsuelo ya encargados? ¿Y los proyectos de explotación, licitación y construcción de las obras para abrirlas al público? En consecuencia, hubo propuesta dinámica: imprimir un póster, firmado por Blancandria, con la fotografía más espectacular de las cuevas en grande, acompañándola en su base de una secuencia de imágenes en pequeño, y el texto: "¿Próxima inauguración?".
La respuesta afirmativa implicaría desde el ya una revalorización del entorno y otro reclamo valioso para visitar la isla, razones poderosas para seguir invirtiendo.
La conveniencia actual de divulgar masivamente la existencia de las cuevas por la repercusión en los turistas, fue cuestionada por presionar y, a la vez, defendida: la respuesta ciudadana ante el afiche, más que una medida de fuerza sería una ayuda para acortar el objetivo, pues más les corresponde a las autoridades de los últimos cincuenta años explicar por qué están cerradas y disculparse con hechos conclusos, que a la asociación pedir que se abran. El eco que tendría el reclamo sería un argumento incontestable a la hora de acelerar tiempos, priorizar partidas presupuestarias y pedir subvenciones, absolutamente necesarias por las arcas municipales vacías.
Menorca, con desocupación laboral en plena temporada, no puede permitirse el despilfarro de mantener clausuradas unas cuevas que, según los arqueólogos, nada tienen que envidiar a la de Andratx: el lago de "L'aigua" es de los más grandes de Europa y la "Nagaret" tiene casi 500 metros de recorrido y salas de hasta 8 metros de altura. ¿Cómo una isla Reserva de la Biosfera puede tener oculto y desconocido semejante tesoro de la naturaleza? Hasta los dueños de restaurantes playeros se avergüenzan por no saber responder la pregunta de los veraneantes dónde están las cuevas, y de que venga en su ayuda un enterado comensal contestando que las cuevas están en Cala en Porter y son las de Xoroi.
Si el presente y futuro de un negocio turístico depende más de las iniciativas del gobierno que del empeño y capital de su dueño, es extremadamente riesgoso confiar en palabras, pactos o compromisos de los políticos porque, aunque pueda haber excepciones para confirmar la regla, son una de las mayores preocupaciones de los españoles, casi al nivel del paro, por su mala valoración. No significa esto que haya que desconfiar por principio, sino que es necesario la participación y el seguimiento cronológico en la elaboración y desarrollo de proyectos que, en este caso, incumben a los comerciantes más afectados.
Como los autoconvocados compartían los mismos fines postergaron la decisión a principios de setiembre, luego de ser informados de las novedades que aportaría al tema la alcaldesa.
Mientras tanto la pelota en el tejado: ¿Cala Blanca o Cala Morada? ¿Generar riqueza y puestos de trabajo o administrar pobreza? Ésa es la cuestión.