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Sí que hay modelo, pero...

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A raíz de la celebración del Foro Illa del Rei ha vuelto a salir el recurrente, aunque positivo, debate sobre si Menorca tiene claro o no su modelo social, económico y especialmente, el modelo turístico como motor de progreso y generador de riqueza. Si hacemos memoria o revisamos la hemeroteca observaremos que este debate ha sido tratado largo y tendido. El problema es que a día de hoy no podemos permitirnos debates estériles; debemos ser capaces de sacar conclusiones y actuar.

Y el modelo existe… es el que hay, probablemente por indefinición política, ya que la sociedad civil sabe muy bien a dónde quiere llegar. Menorca es una realidad, con sus ventajas y con sus inconvenientes, con sus puntos fuertes y con sus necesidades, y es bueno realizar los diversos análisis, que pueden ser tan distintos y variados como las personas que los realicen. Por ello creo que los partidos políticos, como organizaciones de participación y vertebración de la sociedad a la cual deben servir, proponiendo los cambios y mejoras que hagan que avancemos hacia una sociedad con más y mejores oportunidades para todos, tienen también el deber de exponer sus puntos de vista al conjunto de los ciudadanos.

Como consecuencia del foro se han lanzado algunas ideas. Por un lado ha habido quién ponía el acento en que no había un modelo definido, otros opinaban que no se apostaba claramente por el turismo y que había que cambiar la mentalidad y otros ya presuponían que la alternativa era la "balearización o valencianización" de Menorca. Sinceramente, creo que cuando se realizan análisis de este tipo resulta difícil no caer en las generalizaciones, pero no dejan de sorprenderme ciertas simplificaciones o tópicos.

Y para analizar la Menorca o el modelo de Menorca que tenemos, seguramente lo mejor sea observar la evolución de los últimos años y así poder proponer reformas y mejoras que corrijan los errores. Y los datos son los que son. Cuando la economía del resto de España crecía gracias al sector de la construcción, nosotros crecíamos menos de la mitad…. Se nos decía que eso era "crecimiento sostenible", y cuando ha llegado la crisis, nosotros decrecemos más que el resto del país. Además, la temporada turística se ha ido acortando de una forma escandalosa; hemos perdido gran parte de nuestro principal mercado, el británico, y el transporte, nuestro principal problema, en lugar de mejorar ha empeorado.

Desde las Normas Territoriales Cautelares del año 2000, hasta el Plan Territorial Insular del 2003, que incluyó el denominado Plan de Ordenación de la Oferta Turística (POOT), han venido configurando la realidad de Menorca, cuyos resultados podemos ver en los datos que nos ofrecen los diversos y coincidentes estudios económicos.

Creo sinceramente que el planteamiento no puede ser tan reduccionista y simplista como que o aceptamos el PTI que tenemos o vamos al "desarrollismo salvaje" y nos cargamos la Isla. No se trata de eso. La declaración de Menorca como Reserva de la Biosfera, lograda con gobiernos del Partido Popular, supone un punto en común esencial que es aceptado por la inmensa mayoría de los menorquines.

El tiempo ha demostrado que hay algunos elementos en que se fundamentó el PTI que deberían ser adaptados o modificados, precisamente para garantizar un crecimiento sostenible, pues el modelo actual de hiperconcentración de la mayoría de las estancias turísticas en poco más de un mes, evidentemente no es sostenible. La brutal estacionalidad que sufre Menorca va en contra del empleo, en contra de la supervivencia de las propias empresas y pequeños negocios, en contra de la calidad del producto que podamos ofertar, en contra de la posibilidad de ofrecer una formación y motivación adecuadas a las personas que trabajan en el sector turístico/servicios y en contra de poder mantener un estado del bienestar a corto y medio plazo.

El PTI cuando hace referencia a materia turística, queda condicionada a crecimientos futuros, lo cual se ha vuelto en contra del propio sector que se creía beneficiar y hace que muchas empresas actualmente se encuentren con serias dificultades económicas.

La manifiesta animadversión e inconcreción burocrática y política hacia los proyectos de calidad y novedosos que de ninguna manera vulneran las normativas de ordenación del territorio, de protección del medio ambiente y de conservación de nuestro patrimonio cultural, el lujo de permitirnos desestimar la diversificación de nuestra oferta turística y la inseguridad jurídica en la que deambulan muchas de las decisiones tomadas por el Consell Insular de Menorca, agravarán más aún la situación, si cabe. Y es que el modelo turístico del PTI es un modelo que ignora a gran parte de los empresarios menorquines.

El resultado de ese modelo ha sido que proyectos que encajan perfectamente en un modelo sostenible, como la bodega de Torralbenc Vell (Alaior), o como el centro hípico de Bintaufa, sus promotores hayan desistido de invertir en Menorca.

Es evidente que necesitamos cambiar, pero ese cambio debe ser razonable y respetuoso con ese objetivo común de conservar Menorca. Y las propuestas pueden centrarse en adaptar el PTI para hacer viable el mantenimiento y mejora del patrimonio arquitectónico situado en suelo rústico, sin que suponga la proliferación de nuevas construcciones, adaptar la normativa para incentivar la reconversión y modernización de la oferta turística obsoleta de las urbanizaciones, cambio de las densidades en suelo urbano que hacen que los nuevos desarrollos consuman gran cantidad de territorio adoptando las recomendaciones de los técnicos en esta materia, dar seguridad jurídica y respuestas ágiles a las iniciativas que siempre deberán ser proporcionadas y adecuadas al entorno.

La alternativa para los ciudadanos de Menorca es clara y contundente, encaminada precisamente a conseguir una Menorca que desarrolle sus potencialidades siempre de acuerdo con una economía sostenible que proteja nuestro entorno, nuestra Isla. No basta con llevar a cabo un plan de choque del sector turístico, sino que es necesario llevar a cabo un plan de reactivación de este sector, consensuado con los agentes económicos y sociales de la Isla. Del mismo modo que llevar a cabo las medidas necesarias para incentivar el resto de sectores económicos, con el objetivo de mantener el tejido productivo de Menorca.

En definitiva, sí que hay modelo, pero no funciona bien. Por tanto, lo responsable es proponer las modificaciones y cambios necesarios para mejorarlo, que buena falta le hace, y explicar a los ciudadanos que cambios se proponen, ya que la táctica del doberman no puede asustar a una sociedad bien informada.

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