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Cata de queso Gamonéu

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El viajero pensó que debía aprovecharse de su asistencia al LXX Concurso Exposición de Quesos de los Picos de Europa, octubre 2010, y a la XXIV Feria de la Miel del Oriente Asturiano. Como además de estar muy viajado, uno tiene aprendido aquello de que hay que aprovecharse de que al Pisuerga se le ocurrió pasar por Valladolid, también nos dimos una vuelta por la VII Feria Regional de Quesos y por el Mercado Comarcal de Ganados en los Picos de Europa.

Les puedo garantizar que después de muchos años de viajar por el Principado, y de como quesero adicto acudir a los certámenes y concursos queseros, convengo que nunca dejaré de asombrarme ante la capacidad organizadora de las gentes de los Picos de Europa, que año tras año, hacen posible estos eventos, incluso aumentando su contenido ante la magnífica respuesta de la asistencia que llega a ser incluso masiva.

No quiero dejar sin destacar la labor de la Cofradía Amigos del Quesu Gamonéu, que este año han tenido una importante presencia como organizadores y también al nombrar cofrade mayor a don Andrés Proesa, un periodista que además es editor especializado en temas vinícolas y gastronómicos. También se nombró cofrades de mérito a don José Mª Ramis y a Dª Honorina Valle Galán, pastores y elaboradores de queso gamonéu. A los tres mi agradecimiento personal por posar para mí en el recinto donde se elaboraba el concurso quesero.

Para los elaboradores de queso menorquín, puede ser de su interés algunos datos que a continuación les dejo: en un solo día, en Cangas de Onís (me refiero a los stands que presentaban al concurso queso gamonéu) se vendieron más de 500 kilos de ese queso, cotizándose a 38 euros el kilo (6323 de las antiguas pesetas). Como pueden ver un precio que puede parecer alto, pero ante la calidad de esos quesos, el precio para el comprador resulta justificado.

Doña Covadonga Fernández recogió el primer premio de la variedad gamonéu del puerto, de manos del señor alcalde cangués, don Alfredo García. El premio consistía en 200 euros y un precioso trofeo. El segundo premio estaba dotado de 150 euros y trofeo, y el tercero, 100 euros y trofeo.

El día 9 de octubre tuvo lugar la VII Feria Regional de Quesos de Cangas de Onís, cuyos actos fueron organizados por la Cofradía Amigos del Quesu Gamonéu, teniendo lugar una cata popular de queso gamonéu, con la elaboración del Consejo regulador del Queso Gamonéu. Tuve el placer de asistir a la cata popular de estos quesos, donde probé algunos verdaderamente magníficos, de los que bien podría decirse que eran un regalo sensorial para nariz y boca, con una textura capaz de dejarnos un retrogusto de complejos matices lácteos, que se mantienen largo tiempo para deleite de quienes disfrutamos de un queso con todo su poder organoléptico. Algunos gamonéu son obras maestras que saben producir los maestros queseros de la zona y que luego son disputados por una fiel clientela.

Para cuando el viajero, en sus trashumancias, para por fin quieto unos días atraído por el compromiso de estos actos festivos en torno al queso, ya va predispuesto a que en cualquier momento se le pongan los pelos como escarpias, como nos sucedió cuando estábamos en el glorioso tránsito de paladear un espléndido y logradísimo gamonéu, y sin solución de continuidad, unos gaiteros empezaron con aquello de "Asturias patria querida". Al viajero, en su oficio de gourmet, le temblaron hasta las calandracas (piernas). Pero volviendo al queso, los que saben de estas cosas dicen que hay un gamonéu del puerto y otro del valle. Para un no iniciado, un queso gamonéu lo es según la D.O, pasten las vacas en las majadas de Parres, las Bobias, Sonin, Armaedo, Vega Mayor, etc, montes arriba, o pasten en las zonas bajas de la comarca de Cangas de Onís. Sin embargo, quienes tienen las papilas gustativas bien entrenadas en la degustación de este queso, distinguen y separan ambos, aquellos de los altos prados donde diríase que las vacas gustan de tener buena vista sin nada que les entorpezca el horizonte, y las otras, más urbanitas, que pastan en los vallejos de pastos más empapados por las aguas del orbayu que dejó la noche.

Para uno que va en estos menesteres más de aprendiz que a impartir docencias lácteas, esas sabidurías quesero-gastronómicas, nunca dejaron de asombrarnos. Recuerdo una cata de quesos en la que participé hace años, posiblemente con una de las mujeres que más sabe sobre quesos, y aquella lección magistral que me regaló sobre un queso con un toque excesivo a pasto verde. Con dos quesos de la misma casa pudo, con sus conocimientos, detectar perfectamente este fenómeno: uno por su toque a pasto verde y el otro por su toque a pasto seco, cosa que sucede como herencia gustativa entre una leche y otra por efecto del pasto con que la misma raza de vaca se ha alimentado. Aquella lección magistral se me quedó muy almacenada donde uno guarda aquellas cosas que merece la pena recordar.

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