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Editorial

Las energías alternativas pagan los platos rotos

El modelo energético, que tiene una de sus patas en la promoción de las energías alternativas, está en riesgo. También en Menorca, donde los promotores del mayor parque solar de Balears y uno de los más extensos del Estado, el de Son Salomó, anuncian la posibilidad de su cierre si no cambian las circunstancias. Menorca ha optado por este tipo de energía, después de despreciar las opciones de la eólica por su impacto paisajístico. El Estado también lo hizo en tiempos de bonanza y los resultados parecían espectaculares. El alto precio que debían pagar las compañías de distribución eléctrica por los kilovatios de las plantas fotovoltaicas ha sido la causa del gran interés de los empresarios que han promovido los proyectos. Ahora, se cambian las reglas de juego a media partida, lo que es evidente que crea inseguridad jurídica. Además, el Gobierno ahora atribuye al coste de las energías alternativas no solo el déficit de tarifa sino la subida del recibo de la luz en el mes de enero, que tanta polémica provocó. De la expectativa de grandes beneficios empresariales se pasa ahora al riesgo del cierre de parques solares en proceso de amortización. De todas formas, Menorca debe reclamar un trato específico. ¿No estamos en una reserva de la biosfera?

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