En aquel Mahón de 1961, la inauguración de la farmacia Félix dio para mucho, se supone que los pareceres debieron de chocar, lógico, contrarrestaba con las demás, de inspiración años 20, mientras que la de la Ravaleta a pesar de conservar elementos de la antigua botica, su mobiliario en tonos claros li donaven un aire nou , net i aclarit dentro de un enclave de paso tal como ya indiqué, la situación era idónea para el inicio del joven farmacéutico, que si mal no recuerdo era el más joven de los licenciados.
El disponer de un amplio escaparate fue otra de las novedades, no se estilaba, por lo contrario Félix, aconsejado por el arquitecto, se decantó por algo diferente, siempre habría algo que exponer, alguna novedad para ofertar. Aún recuerdo con el buen gusto que Maruchi decoraba el mismo, siguiendo las pautas de las estaciones del año.
Otra de las innovaciones fue la instalación del aire acondicionado. Al entrar en la farmacia, los usuarios solían exclamar a modo de gratitud… aquí sí que fa bon estar. A lo que Enrique Amer, que sempre sabia quina l'havia de dir, respondía… Jo ho dic, no hi ha aumon com aquesta casa. Siendo el primer comercio de nuestra ciudad que dispuso del mismo.
Según me comentó el propio farmacéutico, al llegar la estación veraniega, en que regresaban los estudiantes, en su establecimiento solían verse caras nuevas, dispuestos a trabajar a la vez que aprender, tal como había hecho él mismo en su juventud. Difícil resulta el nombrarlos a todos, pidiendo de antemano disculpas por si involuntariamente alguno queda en la rebotica. Durante la charla, Ernesto no dejó de recalcar su gratitud, bien sean empleados, clientes, proveedores. De manera muy especial, Guillermo y Miguel de Cofarme.
El paso de sus sobrinas, Isabel Félix, que amén de excelente profesora de piano es licenciada en farmacia. Luisa Bennásar Félix, catedrática de química orgánica. Su primo, Carlos Currás Bosch, catedrático de matemáticas de la facultad barcelonesa, hijo de su tía Luisa, en gloria esté. El doctor Benejam, Arturo Coll, Nito Mercadal, Marga Solá, Bárbara Gonzalo, Benavente, al que llamaban Mente, y algunos más que a pesar de que uno intenta sumergirse en la lista de personas, todas ellas de grato recuerdo, a veces suceden estas cosas. A todo ello Enrique Amer sempre tan agradós, añadía… tindrien que pagar per venir a fer feina aquí. Por el ambiente tan distendido con que topaban. Efectivamente, fueron momentos preciosos que jamás volverán, pero sí perduran en el recuerdo especialmente en el 50 aniversario, en que tanta gente que los aprecia ha tenido la deferencia de felicitarlos. Dejando tan grato recuerdo a todos, que Ernesto se emociona al intentar explicarme de las vivencias con los estudiantes que encontraban apoyo en él. Debiendo añadir que también fueron y son parte muy importante de la misma sus cuatro hijos, que por algo se les conoce por es nenes de sa farmàcia, ya que desde muy pequeños conocían al dedillo cada uno de los sitios donde se encontraban los fármacos, o lo que fos, dejando bocabiertos a los usuarios, con tal diligencia.
Con el tiempo han cambiado infinidad de cosas y entre ellas las antiguas recetas que a modo particular extendía el facultativo y que tan diligentemente sabían descifrar amb una mala lletra que no hi havia qui ho entengués. Pasando a las establecidas de la Seguridad Social, que dentro de nada no cantaran ni gall ni gallina suplantadas por la tarjeta a modo de Visa.
Al citar las recetas de los doctores de nuestra ciudad, han acudido a mi memoria, la mayoría de ellos de aquellos momentos. Hoy seria casi imposible el poder ir recitando uno a uno los facultativos existentes debido a la gran cantidad de todas las especialidades. Por el contrario, antes este trabajo mental era fácil, intentándolo una vez más junto a Ernesto Félix, que té molt bona memòria.
Don Antonio Roca Bofill, Agustín Doménech Landino, Mateo Seguí Mercadal, Emilio Sturla, Pablo Mir, Pedro Mir, doctor Gimeno, José Mª. Escudero, Vicente Roca Montanari, Rodolfo Pérez Mendoza, Jesús Jusué, el radiólogo Gómez Fantova, Antonio Barber, Fernando Osuna, Alfredo Soro Guardiola, Manuel Sánchez Rodrigo, Juanito Victori. Los oculistas Marcelino Mir , Pedro Bosch Olives, tío carnal de Ernesto. Los dentistas Ángel Mezquida, Seguí, Saura y Enrique Mir. Todos ellos en activo en los años de nuestra juventud.
Durante sus años en activo y para llamarlo de alguna manera podría nominarlos la primera etapa, se dedicó a la botánica como ya adelanté el pasado sábado, entre otras especialidades que en otra ocasión deberemos hablar, entre ellos su época de químico junto a otros socios para la elaboración en la isla de un nuevo queso al que se le llamó El Molino y que no dio el resultado deseado en cuanto a financiación, por el contrario los más expertos, los que mejor conocían en aquel momento lo que debía ser un buen queso, lo puntuaban con un excelente.
Debo aclarar que el pasado lunes, titulaba el escrito que Juan Félix Nicolás era el 5º farmacéutico de la Ravaleta. Refiriéndome que con el transcurso de estos 101 años en que se abrió por primera vez una farmacia en dicha calle y por el orden de titulares, no obstante, Ernesto Félix supo dar una lección magistral al saber inculcar su trabajo a sus cuatro hijos, tres de ellos licenciados.
Es preciso anotar que su hija Isabel Félix Nicolás, también farmacéutica a finales de 1998 tuvo la oportunidad de comprar la antigua farmacia Maspoch de la calle de San Roque, en la misma inició una nueva singladura amb na Pim. Al cabo de muy poco tiempo entró como auxiliar, Nani Cardona, que si me lo permiten he de añadir es encantadora, atenta y con unas cualidades excelentes para atender al público. Otra auxiliar fue Georgina Bolet.
Todos somos conocedores del lamentable cambio que estos años pasados a experimentado nuestra ciudad, entre ellas la calle de san Roque, lo que un día fue una zona transitada llena de vida y viandantes, se trasformó en todo lo contrario, tanto que Isabel Félix Nicolás, tras pensarlo y llegar a un acuerdo con las autoridades competentes, debió cerrar la vieja casona, en busca de un nuevo punto mas comercial, trasladándose en el enclave de la plaza de Abur Umar, donde antiguamente fuera la noria de La Vall, frente la del Moret, hoy restaurante Avelino. Se trata de una farmacia moderna, espaciosa, cómoda, con mucha luz muy bien situada, algo que era preciso en aquella barriada y que desde 2007 cuenta con este servicio que tanto se agradece, especialmente los usuarios que navegan con coche, sempre hi ha aparcament, frente la misma o en la parte trasera disfrutando de una amplia zona.
La vida continuaba y Ernesto, no dejaba de pensar en una nueva reforma a su querida farmacia, sin vacilar a finales de 2006 se llevó a cabo la que de momento es la última, guiado por una joven y a la vez experta mujer, su sobrina Maribel Bennásar Félix, arquitecta y directora de obra, por la cual una vez finalizada la misma fue muy felicitada y aún hoy por su acierto.
El maestro de obras de la familia, el de toda la vida, Rafael Riudavets, precisó de ayuda, los constructores Joaquín y Maxi, le respaldaron, la obra era ambiciosa, el local iba a quedar totalmente reformado. La carpintería corrió a cargo de Joan Febrer y Tomeu Mir. Casa Saura en la parte eléctrica, mármoles Sirerol, Tot Inox y Vidriera Bonaire, también fueron parte importa del cambio de imagen como dirían algunos que nada tenia que ver con la inaugurada aquel lejano 11 de julio de 1961. Los tiempos cambian y es muy importante que los hombres hagan lo propio en bien de un servicio que ofrece cara al público.
Es mi deseo, el que puedan celebrar el centenario y muchos más. Ernesto i família, per molts d'anys.
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margarita.caules @gmail.com