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Corazón de Mahón

De coches, bicicletas, humanos y perros

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Pero no necesariamente por este orden. La ciudad, mi ciudad, su ciudad, está sufriendo cambios rápidos. Si algo se puede decir de quien ha empezado a gobernarnos es que, cuando menos, lo intenta.

Se han reunido con colectivos, han escuchado propuestas, y han empezado a hacer, con una carestía de medios que es general en todo el país. Y heredando, lógicamente, compromisos y acuerdos del anterior equipo de gobierno.

No lo tienen fácil, desde luego. De hecho, no lo tenemos fácil ninguno de los colectivos que formamos nuestra sociedad actual. Faltan medios, sobra desá­nimo, nos desbordan las noticias nefastas que nos llegan desde todos los medios.

Por esto es de agradecer que se escuche la voz de los ciudadanos, y se intente hacer algo. Algo que representa el sentir de una parte importante de la población.

Una de las primeras peticiones que expusimos desde el colectivo de comerciantes "Maó Nucli Comercial", que agrupa las calles comerciales y peatonales de siempre, era la posibilidad de que se comunicaran de nuevo las dos partes de este Mahón dividido que se cortó al cerrar el paso por la plaza de la Conquista. Y que se pudiera acceder al puerto desde el centro.

¿La solución? La tenemos ya a la vista. La ciudad no permite grandes cambios, sino solo adaptaciones de lo que hay. Y, con lo que había, se ha puesto en marcha esta iniciativa que de momento satisface a mucha gente.

Es desesperante ver cómo muere poco a poco el centro, un centro que ha sido vivo, corazón y motor del comercio local. La "pacificación" que se intentó en el anterior mandato, y ante la que expusimos varías veces nuestro desacuerdo, nos estaba llevando hacia una muerte anunciada.

¿Cambiará esto porque se liberalice un poco el tráfico, o porque se pueda aparcar con condiciones en la zona del antiguo Pabellón del Padre Petrus? No lo sabemos, pero sí sabemos que, al menos, lo habremos intentado. Hay que hacer algo. Hay que intentar otras cosas. Y esta, es solo una de ellas.

Porque si seguimos, entraremos en los problemas de bicicletas y perros. Muy distintos, por supuesto, pero problemas al fin.
Las bicicletas, porque van a toda velocidad por zonas que, tradicionalmente, han sido peatonales, con los consiguientes sustos especialmente para niños y personas mayores. Sabemos que está en la lista de los temas tratados también con el equipo de gobierno.
Y los perros, porque ellos, pobrecillos, no tendrán la culpa, pero sí sus amos. La ciudad está sucia, por la falta de civismo de muchos de ellos. Y esto no tiene remedio. Por mucho que se limpie, no sirve de nada si a los cinco minutos otro animalito hace de las suyas en el mismo sitio.

La ciudad para las personas, sí. Por encima de todo. Pero una ciudad como la quieren sus ciudadanos, con zonas peatonales que lo sean de verdad, con el tráfico suficiente para que haya vida y se recupere el centro, con los animales controlados para que sus restos no quiten calidad de vida a quienes viven y pasean por sus calles.

Un Mahón para todos. Pero sobre todo, un Mahón que esté vivo.

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