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Xerradetes de Trepucó

Un testigo que vio, vale por dos; y si vio y oyó, por ciento dos

Ariadna sostiene en sus brazos al pequeño Pol, siempre tan bueno, junto a su prima Emma - foto Paca Gomila

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Me agrada el refranero, entre ellos infinidad de veces recité el sabio consejo de aquel que dice: "Nada nos pertenece en propiedad más que nuestros propios sueños" (Nietzsche). Y con ellos pasamos la velada, en la cocina, dejamos el patio y la porxada a punto de recibir el otoño y con el las lluvias y los vientos. Arrinconadas las macetas que daban color a las arcadas, las delicadas fulles d'àngel con infinidad de rosadas florecillas colgando de sus frágiles tallos, las hojas, las de salón, las doras espléndidas, ses fulles de trau altísimas alejadas de las corrientes de aire y a su vez dan un espléndido aspecto al escaso mobiliario que confiamos al lugar. Una cama de hierro que destinamos como canapé, un armario de tres cuerpos, con sus cristaleras heredado de ses ties fadrines, que actualmente sirve para guardar los almohadones de sofás y sillas de mimbre, en una palabra, todo cuanto pertenece al jardín, incluidas las hamacas de malla al estilo jamaicano que resultan tan vistosas, coloridas y prácticas. Al armario se le dio una mano de barniz incoloro. Guideta decoró su interior, a base de abanicos antiguos, algunos viejísimos, pegados por todos lados y en la parte de baix, como ya decía mas arriba, las puertas no dejan ver su interior y sus trastos. Coixins i llençols vells.
Los oscureceres en la cocina han cambiado de tono, las charlas, algunas han girado sobre las faenas de la vendimia, alabando el júbilo y la alegría que se debió encontrar en la finca de Sant Patrici de Ferreries, predio en el cual mis abuelos maternos, los Ametller Pons con su prole, pasaron varios años, antes de asentarse en Son Tari. Lamento que mi tía Nina se encuentre en el cielo, me encantaba me explicara de sus días en el mismo, en que los niños intuían algo de aquella mujer, belleza inusual jamás vista en los pueblos por donde ellos pasaban. La llamaban na Xini. Me la describía de tez morena pelo negro muy rizado, le caía un largo mechón sobre la frente y casi siempre por la finca lucía una bata chinesca de multitud de colores, algo extravagante. A los niños les gustaba visitar, aquella casa, diferente a la que ellos vivían. Les obsequiaba con golosinas. El único requisito a seguir y que los muchachos tenían muy claro, que al escuchar la bocina que iba sonando en cada recodo y vericueto del camino, ellos debían desaparecer. Al señor, le estorbaban. Nunca tan bien dicho. Ni por obra y gracia de un milagro, los niños y niñas se esfumaban, escondiéndose en un viejo almacén. Debió ser una boyera, me parece recordar un cap de fibló dejó en ruinas. Lugar ideal para esconderse a la vez que observar la entrada de la vivienda principal, sa des senyors, de nueva construcción que hoy diríamos estaba decorada con el puro arte Decó. Desde lo que debió ser un ventanuco, los hijos de los aparceros observaban como bajaba la escalinata la tal Xini, con unas zapatillas de plumillas que su señor y amigo ¿? Había mandado hacer exclusivamente para ella, que calzaba peu de mostra.
Unas veces aquel señor, bajaba cantidad de paquetes y embolias de llista, otras apenas llevaba nada. Continuaba mi tía… en casa mis padres jamás hablaron y menos delante de nosotros de aquella supuesta mangarrufa. Los que sí solían preguntarnos, eran los comerciantes de Ferreries, al bajar los domingos a misa, íbamos a comprar aprovechando las tenderas, mil preguntas. Incluso esta servidora, cuando mi tía Nina, daba por finaliza la explicación, yo le pedía por favor añadiera algo más.
Al hablar de Sant Patrici, mi recuerdo evoca a Tinita Casals, a su madre, una de las Pedreño que vivían en la calle de Santa Ana esquina con la de San Sebastián de Mahón. Una señora vestida de negro y no se cuantas jóvenes sentadas junto a la ventana la que miraba al cine Alcázar, la pequeña de la familia que no se como se llamaba con unos largos tirabuzones, todas ellas cosían y bordaban primorosas labores. Nos sacó de aquel caserón el griterío de los nietos de l'amo Xico, que venían a merendar de coca con sofrito que Aguedet prepara en verano y continúa en ello, deliciosa merienda acompañada de un refrescante zumo de manzana, mejor si es cerveza, añade el fielatero, que a estas horas no falla con la excusa que le llenemos el cántaro con agua recién sacada del pozo. És més pillo que bon homo.
Con su visita nos enteramos de algo acaecido por ahí, que si fulanito no pudo alzar los rastrojos en agosto porque tuvo mucho que hacer en las eras y lo hace ahora, que si la esposa de menganito se saca un jornal extra en la casa de los ingleses, que su hija ya tiene novio, por cierto un hijo de los cuñados de los hermanos que por tiempo regentaban un bar en el puerto y fueron a menos, añadiendo pobreta, quin martiri li espera… Y hubo más, pasa tanta gente de camino frente la casita del fielato, que es fácil algún caminante separe tal cual haría ante un confesionario, o un psicólogo, sorprendiéndonos a todas, me refiero a las mujeres des talaiot de Trepucó, que una forastera residente en nuestra ciudad de toda la vida está muy quejosa diciendo que mira si es cierto que las clases pudientes, separaban al alumnado. Confesando al fielatero que antes de las elecciones lloró amargamente al leer una carta de alabanza a la futura alcaldesa haciendo saber que ella, la que firmaba, fue su maestra, mientras que de ella que también fue alumna suya, jamás le ha escrito carta alguna ensalzando su mérito de madre de familia numerosa, enferma toda la vida lleva la casa, va a trabajar de jornalera por horas, cuida sus padres ya mayores, incapaz de llevarlos al asilo y encima, entre ella, su esposo y sus hijos han ahorrado una casita no és molta cosa, pero bonu. Poco a poco la van adecentando, han hecho un cuarto de baño nuevo, aprovechando una partida de ladrillos que encontraron a buen precio, lo mismo hicieron con la cocina que si bien de momento lo que deben ser las carboneras van cubiertas con cortinas, cuando puedan ya pondrán puertas. Tot val tant, és una vergonya.
Mañana, si Dios quiere, iremos a San Antonio y Cala Llonga en busca de joncs para atar, las lechugas, las escarolas, terminamos el remanente que nos quedaba atando los apios y las coliflores que los capullos ya están formados. Cruzaremos el puerto con un bote que han prestado al mayoral, remaremos que bien nos ha de ir para fortalecer los decaídos brazos, han perdido forma y vigor tot és pellerenga.
En la herrería nos enteramos de un macho que se encuentra a la venta, de no pedir mucho por el, tal vez lo compremos, el nuestro esta tan viejo que no podría resistir la dura faena de la arada. Los que sí están preciosos son los cerdos, este verano han dispuesto de un excedente de comida y la suelta en la tanca les ha favorecido, algo que también han disfrutado las gallinas y sus polluelos, sacándolas del gallinero. Un auténtico popurrí de animales y nosotras más tranquilas. Los que se llevaron un susto de muerte fueron los árabes que saltaron en la misma para coger higos chumbos, siendo perseguidos por los marranos, haciéndolos saltar a una velocidad inusual, dando la sensación de que se preparaban para las olimpiadas.
Las patatas que sembramos en agosto, junto las espinacas y los guisantes, están preciosas, esperemos que este año se paguen algo mejor que el pasado, auténtico chasco, de las ganancias pensábamos comprar una máquina de coser de segunda mano que nos habían ofrecido y no pudo ser.
Recolectamos las almendras, de cada vez vamos a menos, dice Nina que no hay mal que por bien no venga, no tendremos que limpiar tanto, refiriéndose a desposeerlas del cascarón, y tampoco tendremos tantas para picar. Para Praxèdies, el hablar de almendras es sinónimo de la víspera de Navidad. La cocina de hierro encendida, tostando en el propio horno el perol con las almendras, a medida que iban saliendo se iban picando y desprotegiendo de la fuerte peladura que acto seguido se introducía en el fuego, todo un ritual de calor familiar, sus padres y ella siempre juntos, siempre unidos.
En esta ocasión, antes de aparcar los recuerdos veraniegos, publicar la fotografía de los cuatro nietos de mis admirados amigos Juan y Marola, que tantas alegrías les dan, acompañándoles en la época vacacional. Todos, menos en perritxo petit, de nuevo van al cole.

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margarita.caules@gmail.com

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