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En pocas palabras

El tuteo

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Las costumbres, las malas costumbres, llevan hoy en día a tutear a todo el mundo sin que exista, entre las partes, la confianza suficiente para ello. Rubalcaba, perdón, el Sr. Rubalcaba se cabreó hace unos días con un periodista por dirigirse a él como Rubalcaba a secas, a lo que el mentado tuvo que hacerle notar que era el "señor Rubalcaba". Atrás ha quedado lo de Alfredo cuando el compañerismo partidista consideraba que el tuteo acercaba más. Ahora y ya desde una perspectiva como candidato a presidente del Gobierno, la cosa ya cambia y el tuteo pasa a ser de uso privativo, para unos pocos elegidos y merecedores de ello. A mí me parece muy bien que haya determinadas limitaciones o simbólicas barreras empezando por los alumnos hacia sus maestros y del resto hacia aquellas personas que cuentan con ciertos privilegios institucionales porque, hoy en día, parece que todos son amiguetes de todos, que nos pasamos las semanas comiendo paella o montando barbacoas con cualquier alto cargo cuando en realidad ni los conocemos o solo hemos intercambiado cuatro frases. Aquello de que "no basta con serlo sino que además hay que parecerlo" pone en serias dudas donde empieza una cosa y acaba otra. Que a mi, con todas mis canas, una jovencita de 25 añitos me trate de usted y no rectifique a pesar de mi insistencia en que me tutee, me apena y no por los respetos, sino por ese abismo generacional que no hay quien se lo salte.

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