Un compañero, y sin embargo amigo, que trabaja en el periódico me recriminaba esta semana que la prensa en general (diarios, radios y televisión) inundábamos páginas e informativos con demasiadas noticias negativas, contribuyendo con ello a crear un ambiente negativo y pesimista. Lo decía desde la perspectiva de una persona que es un bonachón, optimista y alegre, que afronta con buena cara los malos tiempos. "Es lo que hay", le repliqué sin demasiado éxito, asegurando que entre las penas que contamos también se cuelan aspectos que reflejan historias positivas. Esta conversación había tenido lugar horas después de una charla con el fotógrafo Emilio Chamizo (que aparece hoy en nuestra edición). Mientras relataba sus viajes me soltó: "Si quieres saber lo que es una crisis de verdad vete a África". Con ello quería relativizar la convulsión que sacude a Europa.
Estas dos reflexiones encadenadas me llevaron a concluir que quizá es verdad que ya ha llegado la hora de rebajar el listón del lamento diario, aún siendo verdad que entre nosotros hay mucha gente que lo está pasando mal. Y ahí todos tenemos deberes que hacer, aunque no es menos cierto que los que nos gobiernan son los que han de tirar del carro. Además de repetirnos hasta la saciedad que son tiempos de "sangre, sudor y lágrimas" se nos tendrá que ofrecer algo más: soluciones. A ver con qué nos sorprende hoy, por ejemplo, nuestro presidente.