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Asseguts a sa vorera

"Toy Story" y otros miedos

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Cada vez que tiro un juguete roto a la basura me queda el cuerpo con una mala sensación, como si fuera un asesino. Y eso, en realidad, es culpa del cine. La gran pantalla y sus producciones nos han hecho más daño del que nos pensamos. El otro día, por ejemplo, tiré unos muñecos de mi infancia a la papelera y por momentos notaba como si intentaran trepar por el cubo buscando la libertad. La saga "Toy Story" ha trastocado a toda una generación.

Invertir noventa minutos de animación en explicar qué hacen los juguetes cuando los dejas olvidados en una caja en el desván da muy mal rollo. Lo digo porque todos tenemos en casa la típica caja de cuando eras un mocoso con tu Goku, Satanas Cor Petit, algún Transformer o Power Ranger o al mismísimo He-Man y a la que únicamente haces caso cuando te mudas y la redescubres con todo su encanto intacto y un puñado de polvo que asusta. Te pones en su piel y piensas que has tenido el paquete en el fondo del armario solo y desatendido durante años y si los juguetes en realidad cobran vida de noche deben estar cabreados por tanto aburrimiento y con sed de venganza.

Pero no es un caso aislado. Las películas de superhéroes son peores que el timo de la estampita. Ver a Spiderman saltando de edificio en edificio, Superman largándose a estirar las piernas a otro planeta o a Lobezno cargarse a los malos con unas garras alucinantes de un metal irrompible, el adamantium, que le salen entre los nudillos cuando alguien le sopla detrás de la oreja da, como mínimo, envidia. Tú sales del cine convencido de que con un par de semanas yendo al gimnasio, haciéndole caso a tu madre en lo de que te comas todas las verduras y plantándote delante del espejo a torso descubierto y gritándole a tu reflejo 'Kame Hame Ha' con un baile ridículo, te convertirás en un héroe. La realidad es muy triste, ni garras, ni tela de araña ni 'Kame Hame Ha'. Ni siquiera un mísero pedo supersónico.

El énfasis que le ponen algunos directores al narrar la historia hace que nos creamos o no la película. Yo particularmente prefiero no ver la trilogía de 'Matrix' porque si ya flipo con lo de que unos juguetes cobren vida no quiero ni imaginar lo que puedo pensar si me explican que en realidad todo lo que vemos es falso y que las máquinas nos controlan.
Anda, si ya lo hacen con Facebook, Twitter y demás.

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dgelabertpetrus@gmail.com

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