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Escribamos la historia

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Lo que está ocurriendo, no es solo una crisis, no es solo una reforma laboral por aquí, recortes sociales por allá, represión policial aquí y allá. Lo que está ocurriendo es la definitiva consagración del neoliberalismo como único sistema posible y el establecimiento del mercado como único legislador. Se nos hace creer que no hay opciones, que ahora sí es el final de la historia. Pero la historia no está escrita. Cuando Sarkozy allá por el 2008 hablaba de refundar el capitalismo, nadie sospechaba hasta qué punto estaba diciendo la verdad, efectivamente se trata de refundar el capitalismo en Europa en su peor versión. El estado del bienestar, los derechos laborales son una rémora que lastran a Europa.Decía Thatcher, algo así como que no hay sociedad, solo individuos. Sin embargo es esa inexistente sociedad la que está pagando la crisis, la que con sus impuestos ha rescatado a la banca, la que paga los sueldos de políticos y últimamente de banqueros, la que crea las infraestructuras y las condiciones que permiten que esos grandes hombres hechos a sí mismos se hagan millonarios. No solo hay sociedad, sino que es ésta la que les permite ser millonarios. Señora Thatcher; señor Rajoy, existe la sociedad, existe el estado y sorpresa, el estado siempre interviene. Los mismos que son alérgicos a cualquier mínima intervención estatal han hecho la mayor intervención estatal de la historia. Papá estado no está para ayudar a los parados ni a los trabajadores, ni a ciudadanos con nómina que se endeudaron demasiado, pero si para rescatar a los bancos de su mala gestión. Se nos miente descaradamente y mientras el estado les da dinero público a los bancos se nos dice que no debe intervenir. De una manera u otra el estado siempre interviene, lo que tenemos que decidir es cómo interviene.

Por otro lado el señor González Pons nos habla emocionado de libertad mientras su partido homenajea a un exministro franquista. Hay que leer entre líneas, quiere decir libertad económica, libertad para el que la compre, eso explica algo mejor su emoción. En una sociedad sin derechos laborales, con una sanidad y educación precarias, simplemente no es posible la libertad. Que alguien les explique de una vez a esta panda de utópicos neoliberales que los pobres no son libres. Y no es solo un problema de justicia, también lo es de eficacia. Un sistema que condena a las clases bajas a la precariedad está desaprovechando un ingente talento potencial.

Se nos miente constantemente, se nos compara con Europa diciendo que nuestro marco laboral es de los más rígidos, pero se les olvida mencionar que el estado del bienestar es de los más precarios. Se nos habla de Alemania como modelo por su baja tasa de paro, pero no dicen que el 75% de los nuevos empleos en Alemania son precarios, con gente que llega a cobrar 55 céntimos la hora. Se nos dice que el gasto público es excesivo que el estado del bienestar es insostenible, cuando son precisamente los países con más gasto social los que mejor están y viceversa. Se nos habla de disciplina fiscal como la panacea, cuando precisamente España e Irlanda eran los países más disciplinados al comenzar la crisis. Los mismos que no vieron venir la crisis, que no vieron venir esta segunda recesión, que no han parado de equivocarse en definitiva, se erigen en gurús y dan lecciones de economía y lo que es peor, lecciones de moral. Alemania se impone como guardiana de la disciplina y la moralidad, hay que pagar las deudas, hay que ser disciplinados, hay que castigar al que se desvía. Muy bien, hablemos de moral, hablemos de quién es el máximo beneficiario de la crisis en Europa, quién se está financiando a coste cero gracias al desastre general, quién ha sido el máximo beneficiario de la existencia del euro. Por no mencionar que después de conquistar y destrozar media Europa (incluida Grecia) le fue condonada su deuda en un 50% o que la deuda de la primera guerra mundial no la terminó de pagar hasta el 2010. Nos hablan de riesgo moral y de que Grecia debe pagar su mala gestión y mientras tanto señores como Papadimos, gobernador del Banco Central Griego cuando el gobierno falseaba cuentas, es designado primer ministro.

En nombre de la eficiencia del mercado se regala dinero a bancos ineficientes, en nombre de la libertad económica se nos roba soberanía, en nombre del orden y la ley se golpea adolescentes. Cuando creíamos ingenuamente pertenecer a una Unión Europea resulta que somos los países periféricos de un Cuarto Reich con depilación láser.

Pero la desesperanza es un lujo que no nos podemos permitir y es falso que no se pueda hacer nada, la historia está llena de ejemplos, desde la jornada de 40 horas hasta el apartheid. Pretenden que seamos espectadores, que no hagamos nada, pero también somos responsables; como dije, la historia no está escrita, la escribimos nosotros, todos, los políticos, los sindicatos y sobre todo los ciudadanos.

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