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Con munición de fogueo

A Pedro Gomila, un adiós sin "dolor"

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Me duele y muy profundamente que Pedro Gomila se haya ido sin haber podido ver hecha realidad la culminación de un proceso que le llenaba de alegría; me duele que un amigo entrañable, un hombre de bien haya emprendido el viaje hacia la casa del Padre, pero es un dolor reconfortante, porque no dudo que ayer mismo "cenó" a la vera del Hijo del Hombre, acompañado por algunos de sus seres más queridos.

Con el objeto de insertarlo en una semblanza o añoranza del padre Petrus, le pedí que redactara un testimonio del Pater; lo tengo en mi poder, espero que en su día vea la luz; testimonio vivo de un hombre que junto al "joven sacerdote de gran corazón" cimentó la fe heredada de sus padres y que se concretó en la adoración eucarística y la devoción mariana. En dicho testimonio apunta también una de las frases que el Pater solía repetir: "Recordad que es aquí en la tierra donde hay que fraguar la salvación. No hay otro". Pedro asimiló el mensaje como pocos porque no podemos olvidarle ni como hombre de fe, ni de amor, ni tampoco como deportista … su amor y su fe le convirtieron en un cristiano a la vieja usanza, comprometido, cabal; y su deportividad hizo que se convirtiera en leyenda del baloncesto menorquín en su primera singladura.

Presidente de la sección de baloncesto en la primera Junta Directiva del CD Alcázar, la fundacional, presidida por Juan Nicolau Barceló (e.p.d.) tomó el mando en otras etapas y siempre se sintió alcazareño de corazón, por algo era su club, por algo era la "apuesta ganadora" de su "dios menor", del padre Petrus.

También me dejó un libro, herencia para mí de un gran valor sentimental, "Jesús de Nazaret", del papa Benedicto XVI, con varias anotaciones, una de ellas dice así: "No solo no matar, sino salir al encuentro del hermano con el que se está enfrentado para buscar la reconciliación".

Cuando le entrevisté para "Trayectoria vital", comentando la personalidad del Pater, me contó una anécdota graciosísima, él era el maquinista del Cine Alcázar, el de las películas para todos los públicos; eran tiempos en que vivir en Menorca representaba un serio handicap porque estábamos sometidos a las inclemencias del tiempo y un fuerte temporal podía impedir la llegada del vapor correo procedente de Barcelona o de Palma y, así ocurrió, y la película (los rollos) que debían llegar para la sesiones del fin de semana no llegaron a tiempo; Pedro, a requerimiento del padre Petrus intentó conseguir de los otros cines de la Isla, algunos reportajes para llenar el vacío de la película que no había llegado y, entre tales cortos había "Carnaval en Rio" … al final de la proyección el Pater se le acercó y le dijo: "Pedro, esta semana no cobras".

Ayer, estoy seguro que el Padre no te lo habrá tenido en cuenta, porque tus alforjas están llenas, positivamente llenas porque supiste ser sembrador de amor, de esperanza y de ilusión y, como tal, has visto enormemente emocionado, la sonrisa del Dios de bondad, de justicia, de libertad, de paz.

"Una forta abraçada"

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