Que lástima, lo que hoy debería ser, un emotivo recuerdo escribiendo sobre el viejo tren, debo dejarlo, ahí, tan solo como tema anecdótico de lo que no se llegó a ejecutar.
No obstante, les pido por favor, disculpen mi atrevimiento paseando la mirada sobre los imaginarios andenes repletos de hombres y mujeres con su vestimenta a la antigua usanza, cargados con cestos, embolics, mocadors de llista, muy cerca montones de cajones y canastas, repletas de patatas, quesos y algunos embutidos, un manojo de pollos y gallinas atadas por sus respectivas patas, haciendo de remolonas para escapar del lugar, niños mezclados con los mayores, todos esperando el tren. Y el tren no llegó. Jamás se asomaron por sus ventanillas aquellos abuelos, que aprovecharían el paso por nuestro territorio para ir explicando a modo de lección magistral, nombres de fincas, y singularidades o características de parte de nuestra historia, la que jamás se escribió, que por ser tan humilde no se le ha prestado la debida atención. Mientras tanto el fuerte zumbido de la máquina de vapor, iba despertando a la vez que atemorizando as bestiar que pacía. De haber existido el GOB, hubiera denunciado a la empresa por la pérdida de leche de las vacas lecheras.
Si un lejano día del siglo XIX, la viticultura de la Rioja, disfrutó de la revolución a merced de los viticultores franceses, los extremeños con sus rojas cerezas, los valencianos subiendo a los vagones los productos de la huerta con sus cítricos, aceitunas con aroma de su Andalucía, y así sucesivamente, los menorquines tal como decía el pasado sábado, también hubieran llenado el soñado tren. Debo hacer punto y aparte y continuar con algunos detalles del ferrocarril Mahón- Ciudadela. Entre ellos el tema de los túneles y puentes. Se pensaba en construir cinco túneles cuyos emplazamientos serían los siguientes: En el término de Mercadal, predio de S'Aranjí, longitud del túnel de 595 metros. En el sitio conocido por Son Arro, término municipal de Ferreries, largo del túnel 632 metros. Inmediato al pueblo de Ferreries, otro de 316 metros. Cerca de la Cuesta Nueva, en el sitio conocido por S'Almudàina, de 196 metros. En la Cuesta Nueva, longitud 562 metros.Construyéndose un puente en el plano de los vergeles de 44,90 metros de largo, de tres arcos, el central de doce metros de luz y los laterales de tres metros. Otro de 69,53 y de tres arcos con diez metros de luz en Santa Teresa y el último, largo 35,21 con tres arcos de cinco metros de luz cada uno, en el Coll Roig. La línea atravesaría por debajo del camino de las Delicias de Alayor mediante un paso oblicuo de 14,50 metros de luz.
Se pensó con las casitas de guarda, las habría en los pasos a nivel, sobre las vías públicas. Otro dato de interés es el presupuesto, consignándose las partidas siguientes:
Expropiación, 384.909´45 pesetas.
Explanación, 1.847. 611´95
Obras de fábrica, 799.757´89
Túneles, 1.087.997´89
Edificios y estaciones, 285´390´01
Material fijo de vía, 1.126.180´54
Material fijo de estación, 192.982´54
Pasos a nivel y obras accesorios, 51.939´61
Material móvil, 837.700,
Accesorios generales, 53. 725´
Telégrafo eléctrico, 52.785´66
Mientras a unos les preocupaba el estudio del montaje del ferrocarril, tras enterarse del buen resultado en Palma de Mallorca, la ventaja que iba a representar el enlace con los pueblos del interior, la rapidez en los días de embarque. Menorca exportaba cantidad de calzado y monederos de plata y oro. Productos del campo y mariscos, amén de ganado, aviram etc.
Lamentablemente cien años después continuamos sin haber sido beneficiados. Algo muy parecido ocurrió con el tema del aeropuerto. Los menorquines se interesaron por el enlace con la Península en el lejano 1922. Si las matemáticas no fallan han transcurrido noventa años, no hi ha perquè gastar saliva, anam guapos.
Como es lógico, en nuestra ciudad cada cual se preocupaba de "lo seu". La Asociación de Señoras, para arbitrar recursos destinados a los heridos y a las familias de los soldados fallecidos en la guerra de Melilla, recaudaban a modo de hucha para tal beneficio, lo que hacía que saliera una larga lista de la flor y nata mahonesa señalando su aportación, puramente voluntaria, choca las cantidades de la larga columna, entre ellas llama la atención. Don Teodoro Ládico, 5 pesetas. Dª. Francisca Vda. De Parpal, 5 pesetas. Recaudado por las señoras de Taltavull y Álvarez en las calles de la Infanta y Anuncivay, 35,30. Doña A. Mesa, 0,10 céntimos. Dª. Cecilia Gimier, 5 pesetas. Hasta alcanzar 5.397,70. Siempre respaldados por el alcalde, persona altruista, dando ejemplo de entrega al pueblo y sus habitantes.
El Teatro de Verano, continuaba ofreciendo al público mahonés, grandes galas, algunas de ellas organizadas por los republicanos de nuestra ciudad, entre ellas, La Princesa del Dollar y la Casta Susana, las oficinas se encontraban en Portal de Mar 7.
Otros motivos de preocupación, el que conllevaba el Banco de Mahón. Y como las cosas de la vida son penas para unos y alegrías para otros, los empleados del Ayuntamiento dirigían el siguiente comunicado:
Instancia de don Francisco Bagur Bagur, jefe interino de la Guardia Municipal, pidiendo se le confirme en el cargo en propiedad con arreglo a la regla tercera del Real Decreto de 28 de enero de 1886 y R.O. de 24 de julio de 1893.
Instancias de don José Villanueva Salas, Antonio Pons Cánovas, Juan Pons Moll, Bartolomé Moll Mir ,Lorenzo Orfila Cloquells, pidiendo se les nombre jefes de la Guardia Municipal.
Instancia de don Andrés Roselló Pascual, presidente de La Menorquina, Sociedad de licenciados del Ejercito y Armada, pidiendo certificado de las siguientes plazas al efecto de proveerlas con arreglo a la ley de sargentos.
Dos plazas de ordenanzas para las oficinas.
Un guarda paseos.
Un guarda paseos de la Alameda.
Un guardia auxiliar de paseos.
Un guarda cementerios.
Un encargado de la brigada de desinfectadores.
Un desinfectador.
Un encargado de la Higiene de la prostitución.
Un conserje de laboratorio.
Un sepulturero.
Precisamente en la alcaldía Bals Pons, quedo
Otra gran noticia, la protagonizó al contemplar a la vez que escuchaban el zumbido producido al caer las anclas en nuestro puerto por primera vez el vapor Ciudadela al mando de su capitán Juan Femeninas. Fue portador de unos sacos de correspondencia (decía la prensa). El vapor adquirido por la Marítima, es un hermoso buque que reúne muy buenas condiciones según hemos podido apreciar y hemos oído decir a personas entendidas en la materia.
Una vez atracado en el muelle del Andén de Levante, numerosas personas entraron para visitarlo y poder admirar las mejoras y reparaciones que se han llevado a cabo. Dicho buque ha sufrido gran transformación en todas sus dependencias, ha sido pintado el casco y chimenea igual que los demás de la compañía y se le ha colocado a popa un bonito cordón dorado que ostenta en el centro el escudo de Mahón en letras de latón. En el centro se han construido dos series de camarotes, uno para el pasaje de 1ª y otra para el de segunda en que se pueden colocar 26 pasajeros, el cuarto de derrota para el capitán, así como los destinados al maquinista y demás tripulantes. Se le ha construido bodega y colocado nuevo todo lo concerniente a electricidad, quedando convertido en un pequeño buque de recreo.
La cubierta de los pasajeros de tercera está muy resguardada del viento y las olas, lo cual es una mejora muy de aplaudir. Los vapores, Menorquín y Monte Toro, permanecieron empavesados y saludaron la llegada y la salida del expresado.
El Ciudadela salió a las 6.40 (tarde) de Barcelona llegando a las 10.50. Ayer mismo salió a las 5 de la tarde rumbo a Palma a fin de entrar hoy en línea y sustituir al Villa de Soller. Durante su estancia, fue visitado por el señor alcalde don Francisco Bals Pons y la corporación siendo cumplimentados por el capitán de la nave, señor Femeninas.
A lo largo del mandato del señor Bals, se puede recordar el 1º de abril de aquel año 1912, en que se puso en funcionamiento por primera vez la escuela de Tramontana, un logro muy aplaudido entre las gentes del termino de Favàritx que tuvieron la posibilidad de poder ir a la escuela, si bien en aquellos tiempos no eran muchos los payeses que vieran necesario el "saber de lletra".
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