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No se escuchan a sí mismos cuando nos hablan

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A cuenta de la crisis se están diciendo cosas que no sé si dan hilaridad, si dan pánico o simplemente acojonan. Algunas de las cosas que se dicen, si quién las dice, se tomara la molestia de analizar lo que nos está diciendo, puede que a nada que tuviera el sentido común normalizado, se callase de inmediato, aunque solo fuera por vergüenza.
Los trabajadores deben olvidarse de tomar "el cafelito y leer el periódico". El dueño de semejante "perla" es un tal Antonio Beteta. Sí Sr. Beteta, sí, aunque debería usted haber seguido hablando, pues le faltó decir, que ustedes, son los primeros que deben olvidarse de ir con cochazo oficial y chófer ¡qué ya está bien, hombre! Vayan al tajo a pie, en autobús, en metro o con su propio vehículo pagándose todo como van los trabajadores, esos, que una vez más, son los que tienen que levantar el país. Por de pronto Sr. Beteta, el coche oficial, el chófer, la secretaria, el cafelito, el confortable despacho, el periódico, todo eso hasta ahora, se lo han pagado a ustedes los trabajadores. Algunos de esos a los que usted globaliza como malos trabajadores, que en vez de trabajar "matan" la jornada tomando cafelitos y leyendo periódicos. El oficio de pedir a los demás que arrimen el hombro, mientras quienes lo piden siguen instalados en su particular bienaventuranza laboral, con esas prebendas inherentes al cargo, y con unos salarios tampoco o nada afectados por la crisis, es hoy en día, muy enlodado. Podría también decir, pero no lo hago, que es oficio de "caraduras".

"En las reformas, estamos en el kilómetro 0. Habrá reformas hasta el último día de la legislatura" Mariano Rajoy, día 16 de abril 2012 TVE. No me lo tome usted a mal Sr. Presidente, pero nada me extrañaría escuchándole a usted, que pasara a la historia por varias cosas. Quizá la más dolorosa, representar al gobierno que ha dejado a los trabajadores ligeros de equipaje. Dicho de otra manera a "real y media manta" en sus derechos. Pasará también a la historia como el benefactor de los mayores defraudadores de la Hacienda Pública, pero, créame, será usted recordado en los siglos venideros en los libros de texto como "Mariano el reformista. Eso ya lo puede dar usted por sentado.
Que el país necesitaba reformas, pues mire usted, de eso no me cabe duda, pero como ya en ese aspecto los trabajadores han sido "saqueados" ¡huy, perdón!, quise decir que van bien servidos, supongo que ahora, para lo que queda de legislatura, no teniendo ya qué reformar, se van ustedes para cumplir con su idea de seguir reformando a reformarse a sí mismos. Pase Sr. Rajoy en profundidad, que eso sé le da bien, la garlopa a las autonomías, borre de un plumazo la inutilidad y el descarado despilfarro de un Senado inane o casi, refugio de políticos que no sé qué cosa hacen allí. Bueno, en este país, lo que hacen allí los políticos no lo sabe nadie o casi nadie. Dele un repaso a los sueldazos de asesores ¿asesores de qué? Otra cosa más de esas opacas, pues nadie nos ha dicho nunca de qué asesoran los asesores. Póngale el ojo encima al sueldazo de algunos alcaldes y presidentes autonómicos.

Déjeme Sr. Presidente que le diga, que en estos malos momentos de la España en recesión, donde no hay ni un duro ni un euro que no esté fichado, recesión quiero decirle que algunos vaticinábamos desde hace meses sin tener por eso ningún asesor en nómina. En estos momentos ya digo, algunos están cobrando cifras obscenas, más de diez millones anuales y hasta veinte. Sí, ya sé, no me lo diga, que algunos de esos sueldazos se los pagan los bancos. Pero ya ve, por eso es precisamente el que se lo diga, porque usted y yo sabemos que los bancos no son inocentes de la crisis que nos tiene colgados, por mucho vértigo que tengamos de la cornisa del precipicio de nuestra arruinada economía, y, fíjese que le digo, que aunque fuera solo por obligada solidaridad, en estos momentos nadie en España, debería estar autorizado para cobrar diez millones de euros anuales, y como ya le dije, algunos veinte. Ustedes, que cuando se levantan o cuando se acuestan, paren leyes, decretos y normas de obligado cumplimiento que afectan a los que cobran míseros salarios ¿para cuándo una de esas imposiciones que les saque los colores a los que de verdad deberían arrimar el hombro? Recuerde Sr. Rajoy, que un mileurista o nimileurista, solo puede arrimar lo mejor de sus penurias.
Qué lástima que no se escuchen ustedes.

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