Francia elige hoy a su nuevo presidente, después de una campaña electoral en la que se ha hablado mucho más de los problemas que crea la inmigración que no del déficit público y el futuro de la colaboración con Alemania. De hecho Sarkozy ha recortado distancia en las encuestas gracias a su rechazo a las consecuencias de la inmigración. Aquí, una encuesta de Gadeso demuestra que se incrementa la opinión negativa sobre los inmigrantes. Se interpreta como una consecuencia directa de la falta de trabajo y de la competencia que representan los extranjeros. Parece estrecharse la distancia que va del debate social sobre la inmigración al rechazo a los inmigrantes, con un aumento de las personas que creen que si no tienen empleo durante varios meses deben ser expulsados del país. Tres de cada cuatro isleños está de acuerdo en restringir el acceso a la sanidad pública a los "sin papeles". El sentimiento de rechazo crece y eso representa un riesgo para la convivencia y una dificultad añadida para la integración. A veces se olvida que entre los grupos que más sufren la crisis se encuentra el de los inmigrantes. Considerar que son extranjeros y por tanto solo tienen derechos cuando son necesarios para la economía alienta la xenofobia.
Editorial
Cuando los inmigrantes se convierten en objetivo