El Parlament ha decidido aplicar una reducción salarial a los diputados, con la supresión de la paga extra de Navidad, del seguro de vida y la reducción de las dietas. El presidente de la Cámara, Pere Rotger, ha optado por intentar equiparar el esfuerzo de los diputados al que realizan los ciudadanos. Se ha decantado por los recortes en lugar de la reforma, que era la primera intención del PP, con la reducción del número de diputados. En todos los ámbitos de la economía se está fomentando la relación entre coste y productividad. ¿Se lleva a cabo algún control del trabajo que ejercen los diputados autonómicos? Se conocen el número de iniciativas presentadas, desde una simple pregunta a proposiciones no de ley, y alrededor de veinte parlamentarios presentan menos de una iniciativa al mes. Reducir el número de diputados es una medida que encaja en la lógica de la austeridad. La oposición a este tipo de decisiones se refiere a la pérdida de calidad democrática y de representación de la diversidad social. Efectivamente, hay que garantizar el respeto a las minorías y la proporcionalidad de la distribución de los escaños. Sin embargo, la pregunta es más sencilla. ¿Hay que mantener en su sillón a los diputados que se limitan a asistir a reuniones y votar en el pleno? Es evidente que no. También por el bien de la política.
Editorial
Coste y productividad de los diputados de Balears