-Idò, Repons, ¡cuánto tiempo sin verte por la ciudad en pleno agosto!
-Es que he decidido volver a los orígenes, necesito impregnarme de espíritu ciudadano en esta época crítica que…
-Para el carro, estoy de crisis hasta el moño. Mira, incluso el cartero me habló ayer de la volatilidad de los mercados, y no estoy dispuesto a amargarme el verano.
-Porque eres un irresponsable.
-No, es que no me he perdido ni una conferencia del Foro Menorca y me siento revitalizado, un hombre nuevo. He descubierto que la vida es algo más que economía y que tengo que hacer aflorar todas mis potencialidades ocultas, y…
-Ya veo que te has tragado el rollo ese del pensamiento positivo, la resiliencia y el sursuncorda, esa nueva religión del siglo XXI, pero me temo pero sin regulación económica no hay manduca…
-Basta con no gastar lo que no se tiene, Repons, hacer lo que hay que hacer, es decir, lo que Dios manda, y que actúe la Mano Invisible…
-¿La qué?
-Esa que ordena espontáneamente las fuerzas del Mercado hacia la racionalidad.
-Pues parece que a la tal "mano invisible" se le ha ido la mano… lavándose las manos.
Prefiero que alguna "mano visible" regule los mercados.
-Si sacamos lo mejor de nosotros, repito, saldremos reforzados como país, no haciendo jueguecitos de palabras.
- Jopé, Gomilosa, háztelo mirar: tienes sobredosis de Foro.
-Es que tú eres un escéptico, no das valor a los sentimientos y a sus proyecciones, clave del éxito. Si quieres, puedes.
-El progreso humano es el resultado del pensamiento crítico, no de esa gilipollez de "lo positivo". Ahí tienes la propia crisis de la que no quieres hablar: todo empezó cuando esos optimistas profesionales norteamericanos, tras haber desregulado salvajemente el mercado, anunciaron la buena nueva de que podíamos tenerlo todo, cumplir nuestros sueños consumistas, a base de créditos. "Os lo merecéis", nos decían. Y la mayoría de la humanidad se lo creyó. Y fatalmente los siguió como a los antiguos apóstoles.
-¡Bah, pamplinas! Si el dinero circula libremente, hay progreso.
- Será mejor que hablemos de las olimpiadas.
-No las sigo: demasiado patrioterismo. Ya tuve suficiente con la Eurocopa.
-Bueno, pues ¿qué me dices del "sin complejos" del ministro Gallardón?…
-¡¡Socorro!!