De nuevo aparecen las especulaciones entre alumnos de distintas aulas pero del mismo colegio. Los terrenos del Real Aeroclub parece que se pretenden valorar al precio de pistas de aterrizaje al más alto nivel y han visto en nuestro Consell Insular un posible cliente, pero un cliente más de los que probablemente puedan surgir si la oferta levantara un interés más generalizado. Afortunadamente no están los tiempos para altos vuelos y las arcas ligeras de contenido, tan ligeras que sería difícil tuvieran que pagar por exceso de equipaje.
Pero el que no haya pujas ni intereses a corto plazo debido a la crisis, no es motivo para que el Ministerio de Defensa no reduzca sus pretensiones y, es más, debería cederse gratuitamente o a un coste bajísimo todo aquello que luego se tenga la seguridad de que va a repercutir en un bien general. Todos estamos en el mismo barco y en este caso deberíamos decir que todos estamos dentro de la misma avioneta. Primero hay que coser los forros de los bolsillos cada vez más agujereados y luego sentarse a dialogar con una buena y sólida base. Intentar sacar de donde no hay y con conocimiento de causa es como aconsejar al Consell Insular a lanzarse desde esas mismas avionetas, pero sin paracaídas.