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Ir por lana y salir trasquilado

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No me digan que no les parece ya pesado todo ese sofrito jurídico judicial del caso Gürtel. Les confieso que tengo la cabeza que me da vueltas, entre tanto presunto y tanta presunta y tanto dinero de acá para allá. Todos sin juzgar; todos pendientes de vaya usted a saber qué, desde Dios sabe cuánto tiempo, porque juzgado y tan drástica como severamente condenado en el caso Gürtel, solo lo ha sido el juez D. Baltasar Garzón. Para este hombre fue como "ir por lana y salir trasquilado". Meterse en el marasmo de lo de Gürtel y caerle encima las siete plagas de Egipto fue todo uno. De manera que claro, lo que se dice claro y jurídicamente sustanciado de toda la trama y la tramoya y alrededores de lo de Gürtel, puede decirse que de una forma colateral solo ha sido la defenestración por vía judicial del juez que, curiosamente, más se había destacado en los casos delictivos en España en los últimos años. Cuesta comprender como el resto de presuntos implicados en distinto grado delictivo de lo de Gürtel y otro tipo de corruptelas, en algunos casos vecinas del mismo asunto, campan por ahí como si tal cosa.

Aparte de Gürtel ya digo, tenemos a día de hoy un más que nutrido grupo de imputados, alguno ya con fianzas millonarias, por diversos temas de corrupción, una corrupción común en la intención de hacerse con cuanto más dinero mejor; dinero público o privado. Por ejemplo, un tal Jaume Matas o Iñaki Urdangarin por no marearles a ustedes y poner solo dos nombre ¿Por qué a Matas no se le acaba de juzgar de una vez y lo dejan libre y de paso hasta le nombran ministro de nuevo o le encierran para una larga temporada? Y qué me dicen del tal Urdangarin, el personaje que más daño mediático le ha causado a la monarquía española ¿A qué se espera? ¿A que haya algo de lo suyo que prescriba? ¿Por qué prescribe tanto pecado y tanto pecador sin confesión ni penitencia? ¡Ah! Por el pecador, sí, será por el pecador, como decía la otrora directora general de Prisiones Victoria Kent: "Hay que perseguir el delito y compadecerse del delincuente", venía a decir. Pero es que aquí, el delito en sus tres o cuatro variantes, viene a ser siempre el mismo estando al frente lo de prevaricar, y los delincuentes emanan mayormente del mundo de la política o sus aledaños, con lo que el personal anda ya con razón, un tanto harto.Lo del caso Gürtel y el juez D. Baltasar Garzón, dicho en tono menor, fue una cosa por lo menos llamativa, de una justicia, para el ciudadano de a pie, incomprensible o por lo menos de un difícil entender, y más aún cuando se sabe, que en éstas y en otras cosas, lo que los mandamases desean, es aquella postura colectiva de ver, oír y callar.

¿Irán algún día y cuántos serán los llamados del caso Gürtel a la cárcel? ¿Para cuántos días? ¿Irá Matas o Urdangarin a la cárcel? ¿Para cuántas horas? ¡Ay! Perdón, quiero decir para cuántos años.

El presunto choriceo patrio mientras tanto, le saca una alta rentabilidad al provecho judicial de dilatar sus juicios. No tienen nada que perder, y si acaso, como es tan frecuente, se pueden encontrar con la agradable sorpresa de que lo suyo haya prescrito. ¡Qué vergüenza!

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