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Verbos sujetos

Llueve y llueve

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Llueve sobre mojado, y en un presente tan resbaladizo la actualidad son batacazos. Casi olímpicos. Y caen las expectativas desde una altura cada vez más baja, con menos vértigo pero menos orgullo; la confianza por los suelos, despoblada, sin nombres nuevos; la economía bajo mínimos, rodeando de miseria los castillos; la ilusión por las nubes pero nadie vuela, y lejos se aleja; la justicia demasiado ciega tropieza y mira por todas partes hacia otro lado; y la política que sin poder caer más bajo a cada paso hunde el fondo que tantos tocan, y del que ellos se libran, agarrados a los hilos que los manejan, pidiendo más cuerda y cuellos para la soga que ellos aprietan, eso sí, con la fuerza de otras manos, que sin rostro pero con mucha cara nos dan la espalda para no cargar con la culpa. Y la regalan. Comida de los perros que nos ladran, adiestrados con algún sobre o con un nos sobras. Ya basta.

Llueve sobre mojado, pero desde hace tanto tiempo, que las gotas ya no conocen el suelo, y caen muy arriba, flotando en el inmenso charco que inunda y ahoga esta actualidad en la que ya cansa nadar sin ver tierra y tanto yate. Se inundan las calles de gente sin casa, de gente con hambre, de manos buscando entre la basura cómo llenarlas; se hunden cada vez más personas, pisoteadas por los que les pagan, cada vez menos pero con el desprecio de quien paga demasiado; se sumerge la economía de los que lo tienen más negro y emergen billetes viejos de ladrones a sueldo; se hunden familias pidiendo socorro por el peso insalvable de pagar los libros que vacían sus carteras para llenar las de sus hijos, con peso de otro siglo, la codicia de siempre. Llueve y llueve y se borran todos los colores, menos los de las banderas, que amarradas al mástil resisten arriba, empapadas de rabia. Agitan.

Llueve sobre mojado, pero flota el sistema que provocó la tormenta, y sigue danzando más lluvia bailando los beneficios de que tantos pierdan. No se hunde el sistema que dio origen y ahora alimento al problema, no, no se viene abajo con todo, porque emergen solo las soluciones que lo mantengan a flote. Y la avaricia por las nubes, estrujándolas todas hasta la última gota, dejándolas caer con una furia que no se agota. No se cansa el error de llevarnos al fracaso porque eso supone su acierto. Y flota la mentira, que rellena las noticias, papel mojado, actualidad quieta pero temblando, lo que pasó ayer pasará peor mañana, más agua, más ahogados. Llueve sobre mojado, y todavía sobres mojando.

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