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Todos deberíamos haberla comprado

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La caótica situación económico-financiera de la Enciclopèdia de Menorca trascendió pocos días después del fallecimiento de Josep Miquel Vidal Hernández.

Quien había sido alma, corazón y vida de la que debe ser obra de referencia para la Isla, a la que había dedicado muchas horas y esfuerzos, y también dinero aportado de su bolsillo, dejaba unas cuentas desordenadas que, una vez analizadas por Sergi Marí, revelaron una situación de insolvencia y destaparon una deuda que asciende a 150.000 euros. La entidad editora, Obra Cultural de Menorca, optó por la declaración del concurso voluntario de acreedores. 4.000 tomos, valorados en 300.000 euros por los editores, están depositados en los almacenes del Consell.

La publicación de estas informaciones coincidió ayer con la difusión del informe de la Sindicatura de Cuentas, que califica de «subvención» los 285.000 euros que el anterior gobierno PSOE-PSMdel Consell aprobó como «préstamo» para Quesería Menorquina poco antes de las elecciones municipales del 2011. Los síndicos cuestionan esta ayuda, concedida a pesar de haber sido informada desfavorablemente por el interventor.

En ambos casos coincide la apelación al interés público para reclamar las aportaciones económicas de la Administración.

En el caso de la Enciclopèdia, las medidas tenían que haberse adoptado mucho antes, porque el deterioro económico se había producido antes d de la desaparición física del «padre» de la publicación. ¿Quién vigilaba y auditaba las cuentas anuales?

El cierre de la Enciclopèdia de Menorca constituye una triste noticia; un aldabonazo que concierne a todos los menorquines. Un mayor número de ejemplares vendidos habría incrementado los ingresos, evitado el agujero económico, y también la dependencia de las instituciones.

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