He leído todos y cada uno de los artículos sobre García Márquez que con motivo de su muerte publicó «El País» en un una edición extra de 32 páginas. Todos eran sumamente laudatorios, y el único que se atrevió a criticar específicamente un aspecto de la vida de Gabo fue el crítico y catedrático de literatura, Jordi Gracia, en una breve constatación hecha, eso sí, desde la izquierda... Al final de su artículo, en la página 21 del suplemento, Gracia escribía: «La literatura pura blinda a García Márquez contra todo lo demás, incluida su debilidad por el poder, incluido su progresivo autismo social, incluida su alta tasa de vanidad vulnerable…».
Lo curioso, y un tanto descabellado, es que en la contraportada, aparece el divo colombiano in person bajo el título, en letras grandes: «Brindis por la poesía», reproducción de su discurso en la Academia sueca en el día de su recepción del Nobel.
Y escribe : «En cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía». Y este escribidor de subprefecture se pregunta y pregunta: ¿Cómo es compatible su constitutivo amor por la poesía con la cómplice querencia de Gabo por el matón Castro y la exhibición de su 'bula' en Cuba, cómo por su total desinterés por la atroz pobreza que hoy asola toda la humanidad? Vatuadell!