Solemos relacionar las buenas maneras, los buenos modales, la buena educación con el comportamiento de épocas pasadas. Sin embargo, lo cierto es que la buena educación es lo mismo ahora que hace un siglo y primordial en las relaciones humanas. Otra cosa es que la sociedad evoluciona y, en consecuencia, también lo ha de hacer la forma de comportarnos.
El saber estar y el sentido común no son fáciles de aplicar, porque la sociedad actual es más compleja, más diversa y desdibujada que la anterior y el sentido común no funciona porque hay muchos sentidos comunes distintos para aplicar. Pero que sea difícil regular un código común para todos los grupos y ámbitos sociales no quiere decir que haya que renunciar a las buenas maneras. Más bien hay un acuerdo generalizado en que son imprescindibles. El filólogo Eustaquio Barjau sostiene en su «Elogio de la cortesía» que «las buenas maneras son necesarias para facilitar la comunicación con otros» y como método de protección ante el continuo contacto con los demás.
Unos de los actos en los que se echan en falta las buenas maneras, la buena educación es en el momento de dar el pésame) en un funeral a los familiares de un fallecido(a). Este verano he asistido a varios de ellos y en todos me he encontrado la misma situación.
Una vez finalizada la misa de exequias, el sacerdote anuncia que se puede pasar a dar el pésame a la familia de la persona a la cual se ha despedido cristianamente. Ahí se forma una cola en el lado izquierdo de la iglesia para ir pasando y saludando a los familiares. Al formarse una cola, se entiende que debería seguirse un orden de pasar o llegar que en este caso es lo mismo. ¿ Cree usted, amigo lector que eso es así? Nada más lejos de la realidad. Las personas que vienen de la parte derecha de la iglesia no se incorporan ordenadamente a la cola que se ha formado, sino que atravesando las filas de bancos, se dirigen hacia la izquierda de la nave central sin seguir un orden establecido y se integran en la cola en el punto en que desemboca su hilera, menospreciando el sentido común de las que se han atrevido a respetar un orden dentro de la buena educación.
Ya sabemos que un funeral es un acto social, pero lo que no me parece correcto es el ruido y murmullo que se forma en la iglesia mientras se espera llegar al pésame. Allí he oído contarse todo tipo de chafarderías y en el último que asistí , la persona que había delante de mí hasta mandó sus correspondientes mensajes de whatsApp por teléfono móvil.
¿Tanto costaría guardar un respetuoso silencio o al menos un ordenado saber estar? Hay que tener presente que se está en un lugar sagrado y los creyentes y no creyentes deberíamos respetar al menos la memoria de la persona que ha fallecido y el dolor de los familiares que aquí quedan.
Saber comportarse o no en cada circunstancia dice mucho y transmite siempre una imagen de cada persona. Hay que tener en cuenta, que la educación además de servirnos para todas las facetas de nuestra vida, es como una planta que disemina sus semillas. Comportarse de forma educada, sirve de ejemplo; hace que otras personas que se fijen en nosotros tomen en cuenta este comportamiento. Nosotros también podemos aprender de otras personas. Y de esta manera, podemos difundir y promocionar la buena educación y los buenos modales.