VIERNES, 13
Première del cuento que le he escrito a Inés. Se sienta sobre mis piernas, ay, y parece interesada en el relato de dos amiguitas separadas por un río a causa de las rencillas de sus abuelos, y que a pesar de ello quieren jugar juntas. Cuando termino, me dice que hay hacer más ejemplares para regalárselo a sus compañeros del cole; no hará falta porque el estreno verdadero será en su clase, aunque hay matices que solo entenderemos ella y yo, son las cosas de avis y nietas, personales, intransferibles.
Más diálogos cibernéticos. Con otro amigo hablando del humor y sus límites. Pienso que el humor, como el erotismo, debe ser sutil (los dibujos de El Roto en «El País» lo son sin perder por ello su aura de combate). Si el humor se hace explícito (y chabacano, como en «Charlie Hebdo») se convierte en astracanada. De la misma manera que el erotismo deviene en pornografía.
SÁBADO, 21
Despierto muy temprano, cada día más, cosas de la senectescencia, y le doy vueltas a la noria electoral. Necesito a Kalikatres sapientísimo, me oigo murmurar, sacando a colación un personaje de tebeo que de pequeño leía en una revista de la peluquería de Juan Tatau (¿«Garbo», «7 Fechas»?) y que, desde su púlpito de pseudo filósofo griego, respondía a las preguntas de los ignorantes. Y entretengo la espera del desayuno:
-Dime, ¡Oh Kalikatres sapientísimo! No sé qué hacer, estoy huérfano de partido al que votar…
-Más vale malo conocido, hijo mío…
-Puede, señor, pero los que gobiernan están de mierda hasta el cuello, y además son cínicos, poco sensibles con los más dolientes, no entienden ni quieren entender el serio problema catalán, y son más respetuosos con los obispos que con el medio ambiente…
-Pero entienden de números-me reconviene-, han hecho cuadrar las cuentas.
- Puede, pero la vida de un país no son solo las cifras macroeconómicas, ¡oh, maestro!, cada vez hay más desigualdad…
- Bueno, bueno, ¿y qué hay de aquellos que os ilusionaron tanto en el pasado siglo?
-También nadan en la caca, señor, y han demostrado ser incompetentes e incapaces de aportar ideas sólidas para salvaguardar el estado de bienestar, su bandera, y para resolver (conllevar) el problema territorial, y además se pelean entre ellos…
-Vamos a ver, hijito, creo que hay partidos nuevos…
-Sí, unos prometen la redención desde el adanismo mientras asesoran a oscuros señores centroamericanos, levantan el puño y cobran minutas incoherentes con su pretendida pureza, y los otros, más atildados y centrados hacia la derecha, también adolecen de inexperiencia y de una obsesión enfermiza contra la catalanidad.
-O sea, que tú buscas un partido de gente honesta (¿oxímoron?), laico y profundamente europeísta que respete y propicie la igualdad de oportunidades, que mime lo público y el medio ambiente, y que sea capaz de arbitrar un pacto inteligente con Cataluña…
- ¡Sí, sí! -contesto alborozado, despertando a Allen que ha venido a hacerme compañía-, ¿lo tienes, oh, Gran Kalikatres?
-Me temo, hijo mío, que tendrás que volver a introducir un sobre vacío en la urna…
Y otro insomnio asegurado: pierde el Barça en casa con el Málaga. Dime, ¡Oh Kalikatres!, ¿por qué me has abandonado?
DOMINGO, 22
Una investigadora de la Pompeu Fabra nos dice en «La Vanguardia» que el envejecimiento de los músculos no es un proceso gradual sino que viene de repente, cuando se activa la proteína P16 y tus células se colapsan. Es lo que debe de ocurrir cuando ves llegar por la calle a un viejo sonriente y al cabo de un rato descubres que entre un montón de arrugas, manchas pigmentarias, devastación capilar y dificultades de locomoción, aparece un fulgor en sus ojillos que te descubre al antiguo compañero de pupitre que se ha adelantado en el reconocimiento y que no es más que un espejo de ti mismo. Ay!, qué difíciles son las adolescencias…
MARTES, 23
Según un corresponsal extranjero hoy va tener lugar en el Congreso el último botellón del bipartidismo…
El caloret de Rita Barberá, alcaldesa de Valencia, es un claro exponente de adónde llevan las políticas denigratorias del idioma propio….
MIÉRCOLES, 24
En el botellón del Congreso, Rajoy, faltón y soberbio, parecía un jefe de pandilla sobrado de copas, mientras el advenedizo Sánchez, de perdidos al río, se le subía a las barbas y le sacaba de sus casillas. Fue un debate fuera de tiempo, en un parlamento que ya no representa la nueva realidad social… Y Kalikatres sin aparecer.