Están por todo y ya nos rodean. Han llegado a las puertas de la ciudad y amenazan nuestra forma de vida, puesto que son mayoría y tienen la fuerza de su parte. Desprecian las leyes que no les benefician y las más elementales normas de cortesía. Ellos inventaron el linchamiento. Egocéntricos, despectivos, irascibles. Un intenso rencor, un odio visceral transmitido de padres a hijos los mueve y alimenta. Sus sueños y fantasías son excluyentes. Les gustaría eliminar a otros o someterlos. Piensan que saben lo suficiente aunque sus principales fuentes de cultura sean la televisión y las redes sociales. Se creen en posesión de la verdad. No es la primera vez que cae un imperio ni será la última. Los imperios vienen cayendo desde que comenzó la historia. Pero da un poco de miedo verlos tan cerca y tan crecidos. Gritan, insultan, se amotinan. Tan transversales, multiculturales, viscerales y animales. Ser bárbaro es una forma de ser y comportarse. Una forma de no ser y de no relacionarse. Afán de negar todo aquello que no se comprende ni comparte.
Los yihadistas del Estado Islámico difunden un vídeo donde destruyen la milenaria ciudad de Hatra, en Irak, construcción considerada Patrimonio de la Humanidad. De un valor incalculable para cualquier persona civilizada, ésta pérdida irreparable nos deja sin la memoria de una parte de nuestro pasado. Cualquier barbarie es una forma de degeneración y de demencia.