Después de unos días tórridos en que los esfuerzos del ullastre centenario por generar alguna brisa reconfortante han sido infructuosos, por fin acude al rescate una tramontanella vivificante que me permite salir del escondrijo de lecturas bajo ramas bisbiseantes etcétera, buena literatura contemporánea y algo de prensa: «Es Diari», evidentemente, con Emili de Balanzó y sus deliciosos artículos al frente, retazos de «El País» donde uno ha merodeado por la crisis griega (europea) y su icono el ex ministro y sex symbol Varufakis y, para desengrasar, las experiencias noctámbulas del esforzado divorciado en misión investigadora Joaquín Luna en «La Vanguardia». Poco más.
En mis escasos escarceos callejeros y siempre camuflado bajo el elegante panamá (mi secretaria dixit) que me proporcionara hace un par de años Llorenç s'esparter, he recibido mensajes dirigidos a reinsertarme en la rabiosa actualidad, que pasa obviamente por la palpable influencia del funambulismo político de Tsipras en la últimas encuestas españolas que reflejan una caída apreciable de la versión hispana de los descamisados del siglo XXI… Y en el oasis d'es Moll d'en Pons también hablamos de Obama y su final de mandato (Obamacare, relaciones con Cuba, acuerdo con Irán, lucha contra el cambio climático) poco tiene que ver con el del previsible pato cojo, pese a que los republicanos pretenden romperle las dos patas… Yes, I love Obama.
De regreso al ullastre, un amigo se congratula vía email de mi nuevo papel de «investigador de la vida sexual de los mahoneses», a raíz de mi novela «La extraña desaparición de Paco Lázaro» aparecida antes del verano, y mi propio hijo, ay, me pregunta cuándo voy a escribir una novela ¡en serio!... ¡Pero si no puedo escribir más en serio, dear! Uno intenta plasmar sin demasiadas pretensiones lo que le gusta leer, otra cosa es que por falta de talento no pase de diletante; mis autores preferidos (anglosajones, en su mayor parte) mezclan seriedad y profundidad con humor, lo sublime y lo grotesco, y nada como el sexo, solemne y pedestre a la vez, para profundizar en la sinrazón de la vida. Y el desdichado Paco Lázaro, protagonista de mi último divertimento, es un buen ejemplo de ello...
Y como en nuestro país de países siempre hay lugar para el esperpento, ahí va mi inventario veraniego : la insólita solicitud de los diputados menorquines de aplazar el inicio del curso político para «después de fiestas», porque los días de las festes de Gràcia «tienen que estar en la calle, próximos a la gente»; el tiburón fantasma de Cavallería (ya tenemos nuestro monstruo del lago Ness… ¿Llamamos Ponssy a nuestro Nessy para explotarlo turísticamente? ); las declaraciones del ministro del Interior tratando a Pep Guardiola de «antipatriota y pesetero» por integrarse en una lista electoral independentista, y last but not least, la amordazante multa a las aficiones del Barça y Athlétic por «incitar a la violencia» en la final de Copa de la pasada temporada… Ya se sabe se empieza asesinando a alguien, luego se deja de ir a misa los domingos y acaba uno silbando a un monarca. En fin.