VIERNES, 23
¿Final de época? Suena grandilocuente pero, ¿se puede seguir viviendo democráticamente con semejante colapso? Los últimos acontecimientos judiciales en Catalunya al son del maragalliano 3% (¿acabará CIU como la extinta Unión Mallorquina?), la crisis territorial llevada a un callejón sin salida por la acelerada huida hacia delante de Mas y la inacción política de Rajoy, la desigualdad galopante, el clamoroso fracaso del sistema educativo, el creciente desapego ciudadano por la política…
SÁBADO, 24
Repaso un libro que dejé subrayado la pasada primavera para el nuevo curso. Se trata de un ensayo del filósofo italiano Roberto Casati que bajo el sugestivo título «Elogio del papel» estudia algunos aspectos de la cultura digital que por supuesto no deplora pero sí matiza: «¿Es posible que el magnetismo cognitivo de las pantallas y de los dispositivos electrónicos constituya una forma de dependencia equiparable a la dependencia del alcohol y los estupefacientes?» Y sobre el debate de los artilugios cibernéticos en la escuela, afirma: «Debería resultar interesante que los estudiantes fueran al colegio para hacer también cosas muy diferentes de las que se hacen habitualmente en la sociedad: pasar horas resolviendo un problema matemático abstracto, escribiendo una redacción sobre el otoño, dibujando o simplemente permanecer sentados en una clase y hablando con personas (relativamente) distintas a ellos…» Si le hiciéramos caso, a lo mejor en el futuro tendríamos menos nomófobos. (Nomofobia: miedo a no estar conectado, angustia al dejarse el smartphone en casa o consultar mensajes cada pocos segundos). Ahora mismo, y sin forzar la memoria, me acuerdo de unos cuantos…
DOMINGO, 25
Percibo en algunos medios una notoria indignación por los planes del socialista Pedro Sánchez respecto a la asignatura de Religión en los colegios públicos a la que pretende sacar del currículum escolar, no de la escuela (sería mejor reconvertirla en una Historia de las Religiones para todos), pero no advierto una sensibilidad parecida hacia algo bastante más grave como el progresivo arrinconamiento de la filosofía, disciplina que como es notorio no sirve para formar hombres productivo-competitivos y/ o creyentes sino personas críticas (molestas). Y es que la filosofía no aporta soluciones, efectivamente pero sí enseña a plantear cuestiones… delicadas.
LUNES, 26
Sigue siendo noticia la desdichada reforma de la carretera general en su tramo Mahón-Alayor. Y digo desdichada porque lo fue en su proyecto inicial con su desmesura hormigonera, la falta de consenso, el desajuste (socavón) presupuestario, y lo es ahora por el impasse que se ve venir en medio de un paisaje de posguerra… ¿Hasta cuándo? ¿Y quién se acuerda ahora del pequeño detalle de las decenas de puestos de trabajo de la empresa menorquina encargada del proyecto?
MARTES, 27
Me pongo a escribir mientras las fuerzas de seguridad registran diversas propiedades del clan Pujol, el gran mito nacionalista convertido en icono mafioso digno del maestro Coppola. Después navego entre diferentes puertos periodísticos de la red y compruebo lo previsible, es decir, que anoche el presidente del Gobierno exhibió por enésima vez la cuenta de resultados económicos de la marca España (¿de verdad le parece tan brillante?) y su papel histórico de Capitán Trueno salvador, insistió en que es un hombre previsible a quien no gustan las sorpresas y mucho menos las ocurrencias, que el problema catalán está controlado (?), que la corrupción es un asunto feo que nos desviaría de lo importante, que no hay salvación posible fuera del PP, etcétera, etcétera.
Por lo visto no me equivoqué en mis previsiones y ello duplica el placer que me proporcionó ir al cine a ver «Marte», dos horas y media de cine de altura, una auténtica joya en la que ni siquiera se confirma mi recelo a un posible final pomposo con bandera de barras y estrellas al viento y emocionado canto al sueño americano. Fantástico Ridley Scott. Mis disculpas, señor Presidente por haberle abandonado.
MIÉRCOLES, 28
Los trenes, conducidos respectivamente por un iluminado y un pasmado, se precipitan, desenfrenados, a un choque de consecuencias imprevisibles. ¡Qué oceánica envidia de canadienses y escoceses!... (Continuará)