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Madre no hay más que una

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¿Has preparado la bolsa? ¿Llevas la toalla? ¡Qué no se te olvide el champú! ¡Sécate bien el pelo cuando te duches que luego puedes coger un resfriado! A ver si hoy no eres el último y no te dejes nada en el vestuario...

Mientras tanto, la jovial madre trata de estar en forma para volver a ponerse al día con sus obligaciones laborales. Ser madre, más que sacrificar, es priorizar las necesidades de la familia y poner en perspectiva los anhelos de cada uno.

He de confesarte (me decía una mamá) que es toda una experiencia pasar de encontrarte entre pañales y biberones a estar presente en los compromisos «profesionales» del niño/a, o lo que es lo mismo, el partidillo del fin de semana.

No me cabe la menor duda que hay un antes y un después de la maternidad, algo que les hace más fuertes y más valientes,cambian sus prioridadesy aumenta enormemente su capacidad de sacrificio.

¿Qué tendrán nuestros hijos que con una sonrisa, unbalbuceo, un abrazo, unbeso... o con tan sólopronunciar la palabra «mamá» son capaces de transformarnos para siempre?

Es cierto que nadie les había advertido que después del « ea, ea» viene algo mucho más complejo, como es el «vamos niño». Nadie les dijo que el hecho de hacer deporte iba a ser tan duro.

Todo esto, tan solo confirma que detrás de un pequeño deportista siempre hay una gran mujer y esa mujer, casi siempre es su madre.

Siempre he sido muy curioso, me interesa conocer el detrás de la historia de muchas cosas. Comprendo que las mamás tienen mucho que ver con el desarrollo de sus hijos, no solo en la convivencia habitual como alimentarlos, vestirlos y cuidarlos, sino que también los motivan para que luchen por sus sueños, incluso pausando los suyos por un tiempo, para ayudarles en todo lo que necesiten. Si bien es cierto que si alguien sabe sacarlo mejor de nosotros, son nuestros hijos.

Ellos ocupan el primer puesto en el podio de nuestra vida, hacen que aspiremos a cosas grandes para ellos, que nos volquemos en todas susnecesidades, que les ayudemos acrecer, que nos demos por completo en las adversidades y que no podamos dejarles de querer jamás.

Lallegada de un hijodespierta en nosotrossentimientosúnicos y también nuevas maneras de entender y vivir la vida. El amor de los padres por los hijos es único, ya quese les quiere por lo que son, no por lo que hacen o por lo que pueden darnos.

Aun así, las mamás saben elegir e intuyen cuándo deben ponerle el pantalón de hijo y quitarle si es necesario temporalmente la camiseta de deportista.

Esto me llena de motivación para confirmar el esfuerzo que hacen las madres, ellas siguen sus instintos, conocen a sus hijos, saben de qué son capaces y les apoyan para que alcancen sus sueños.

Esos mismos sueños que no deben apartarnos de la vida sino ayudarnos a enseñársela por dentro, para que al final les sea más sencillo caminar por las calles flexibles vida.

Mientras tanto, ellas irán dejando la esencia de sus emociones, vinculando corazón y desempeño.

La vida al fin y al cabo se trata de eso, de crear momentos únicos, de disfrutar cada instante y saborear el placer de un solo segundo, ese segundo en el que alguien piensa en nosotros. Un simple instante.

Ellos, nuestros hijos, se harán mayores, a ellos les crecerá barba, a ellas se le alargaran las pestañas, quizá se casaran y tendrán hijos, serán tan responsables como un día imaginamos y quizá nosotros también seamos las personas que ellos imaginaron.

La vida seguirá imparable, frenética y nosotros, mientras, seguiremos insaciables intentando barrer el camino, limpiar los obstáculos para que su recorrido sea algo más sencillo.

Pero de lo que estoy convencido es de que algún día encontrarán ese momento, ese segundo en no sé qué lugar, donde recordaráan nuestras palabras y valorarán lo que un día hicimos por ellos.


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