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Terra de Vent

Los datos y la ideología

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La Federación de PIME tenía -y en parte mantiene- la habilidad de poner nervioso a alguien con sus datos periódicos. Quien fuera su secretario general, Pau Seguí, solía difundir la estadística histórica de la llegada de turistas para que nadie olvidara la caída progresiva del mercado británico que no se compensaba con la entrada de españoles. Estropeaba así las valoraciones políticas triunfalistas, que , como sucede al interpretar los resultados electorales, querían atribuirse el éxito parcial de una temporada turística. La otra iniciativa de PIME que ponía nerviosos a parte de los hoteleros y a los políticos era su informe del estado de las urbanizaciones del mes de mayo. Siempre se encuentran argumentos para criticar que se cuente la verdad.

Muchos políticos se niegan a aceptar que los datos no tienen ideología y por eso se esfuerzan en las interpretaciones interesadas. La masificación es una de ellas. La gran afluencia de turistas en los meses punta de esta temporada ha reabierto el debate sobre el modelo que queremos. Veinte minutos de retenciones en la carretera general no solo nos pone nerviosos y nos parece que se trata de la Plaça des Born a las seis de la tarde la víspera de Sant Joan, sino que nos plantea nuestras propias contradicciones. No queremos una carretera general más amplia que sea especialmente útil en el mes de agosto y en el fondo preferimos que la solución pase por reducir el número de coches. Seguimos dando mayor importancia a los turistas que saturan las carreteras y las playas, que a los que llenan los hoteles y compran (aunque no las llenen) en las tiendas de los menorquines.

Aunque es evidente que los turistas no solo gastan dinero sino que gastan recursos (agua, territorio y generan contaminación) el modelo económico que hemos sido capaces de construir se basa en la actividad turística. Nos pasa lo mismo con las energías renovables. Las reivindicamos, pero no dejamos de poner obstáculos a la iniciativa privada. Como si la economía consistiera en hacer bunyols de vent.

Lo decía Guillem López Casasnovas hace unos días al acentuar la importancia que ha tenido en la historia la conservación del paisaje para que hoy sea el principal valor de Menorca como destino turístico. Pues si el binomio conservación y turismo define nuestro modelo habrá que tomar decisiones para desarrollarlo. O vamos a seguir quejándonos del espectáculo.

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