Llegó la primavera y con ella el momento de cruzar el charco y dejar por unos meses Trumplandia para venir a vivir en Rajoylandia. Hubo un cierto relax en el momento de salir de Trumplandia después del estrés vivido bajo la confusión política de los últimos meses. Pero claro, en Rajoylandia la comedia política sigue aunque el estilo sea otro.
Lo primero que me encontré al llegar a Madrid fue una escena que merece nombre bíblico: Susana y los viejos. Me refiero al espectáculo dado por Susana Díaz y los viejos líderes del partido que era PSOE y que ahora ya no sé lo que es, al presentar su candidatura a la secretaría general del partido. Claro que la Susana no era la casta Susana, sino la Susana de la casta y los viejos no contemplaban su desnudez física sino la desnudez intelectual de su discurso.
Es curioso que quienes derribaron a Pedro Sánchez en el motín de Ferraz del pasado octubre ahora pidan unidad y seguir las normas de la dirección del partido. Cuando mando yo hay que obedecer por el bien de todos, pero cuando manda otro puedo romper las reglas. ¿Cómo se puede confiar que gobierne una democracia quien piensa así?
De lo que piensa hacer Susana para mejorar el país en el caso de ser elegida no hay claves. Su discurso es mas bien vacuo y de autobombo sin propuestas claras de programa para el futuro. Si uno no sabe a qué partido pertenece, por lo que ella dice es difícil adivinar. Claro que tampoco se sabe muy bien cuál es el programa de su oponente Pedro Sánchez.
Toda un comedia de enredos en la que solo sobreviven los mediocres. Pero esto ya nos lo demostró hace unos meses el señor de la coleta que después de combatir a su oposición interna con ridículos tweets, todo acabó relegando de la dirección del partido a los aparentemente más inteligentes miembros. Mientras tanto entre el PSOE y Podemos solo se lanzan insultos como si fueran los eternos enemigos.
Los casos de corrupción que se van destapando siguen en aumento, pero sin que se vea que se devuelvan dineros o que haya castigo para quienes la practican. Ni siquiera prisión preventiva para los que condenados por un juez cuando apelan al Tribunal Supremo. Claro que como ya dijo el informe judicial para el caso de Blesa y Rato, se trata de personas cabales, uno se puede fiar de ellos, como lo hicieron los inversores de Bankia.
La situación judicial se prorroga sin que se penalice a muchos de los implicados. Eso sí, hacer chistes de Carrero Blanco cuesta prisión y años de inhabilitación. Según los fiscales esos chistes causan dolor a las víctimas de grupos terroristas. Pero no parece que se preocupen cuando se insulta a las víctimas del terrorismo del Estado. ¿No se pronunciaron algunos en contra de identificar y dar sepultura a las víctimas del franquismo? Pronto veremos lo que va a costar hacer chistes sobre el Valle de los Caídos.
Con la oposición, que no se opone y haciendo payasadas, el Sr. Rajoy parece feliz y contento, como si tuviera mayoría absoluta y sin muchas preocupaciones. Ya tiene los presupuestos sobre la mesa y curiosamente se parecen a los del Sr. Trump, ¿casualidad? Defensa aumenta el presupuesto, el presupuesto de investigación aparenta aumentar pero no lo hace. Lo presupuestos sociales permanecen prácticamente congelados y de hecho bajan. La oficina del cambio climático tiene un corte del 50%.
No es de sorprender que militantes de muchos partidos y sus votantes se sientan frustrados e indignados. Esa indignación sube con el tiempo. ¿Es entonces sorprendente que aparezca un tipo como Trump y gane? No culpemos a Trump y similares de la degradación del estado democrático, ellos se aprovechan de la situación, pero quienes están destruyendo la democracia son los que solo se preocupan de alcanzar el poder y no escuchan a las necesidades de los ciudadanos.