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De la tierra prometida a la absoluta decepción

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Expresa el diputado Nel Martí su «más absoluta decepción» con el nuevo equipo de Cultura del Govern del Pacte.

Un Ejecutivo que, tras el cese de Ruth Mateu, forzado por Francina Armengol para sofocar el incendio de los contratos adjudicados al responsable de la campaña electoral de Més per Mallorca, quedó formado por PSIB-PSOE y el Més mallorquín cuando el Més menorquín abandonó a Armengol. Un Govern que malvive en la indigencia parlamentaria, obligado a recabar los votos de quienes se niegan a ser corresponsables de las decisiones del Consell de Govern, siempre colegiadas.

Més per Menorca no garantiza hoy su apoyo al decreto ley que se aprobará mañana para enmendar el esperpento jurídico de la Ley del Alquiler Turístico Vacacional. Una vez aprobado, en un plazo de un mes debe ser validado por el Parlament. El nombramiento de la ibicenca Fanny Tur como consellera, y de la menorquina Joana Català como directora general de Cultura descolocó al Més menorquín. La situación se complica cuando Begoña Méndez, cargo de confianza de Tur, renuncia a la coordinación del Plan de Cultura. Nel Martí lamenta que en el equipo asesor y redactor no haya ningún menorquín ni formenterense. En cambio, halla «algunas de las voces más destructivas y agresivas» contra quienes dirigían la Conselleria de Cultura en la etapa de Més per Menorca. Denuncia el diputado Martí una cruzada contra su formación «porque un determinado lobby mallorquín, reducido y egocéntrico, sentía que había perdido el control de (su) cultura (balear)». Absolutamente decepcionado, apunta que «todo parece más un colonización de los 'nuevos ciudadanos' que deseaban la tierra prometida». Y advierte, «puede ser toda suya, porque ahora ya construimos otro país, y este no será suyo». ¿De quién será?

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