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Terra de Vent

Pobre educación

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Una anécdota que puede ilustrar el tema del adoctrinamiento en las escuelas. Un sacerdote salesiano vasco, al inicio de la transición, se le ocurrió escribir en la pizarra las siglas ETA para explicarnos su significado Euskadi ta askatasuna. Un alumno, hijo de militar, lo comentó en casa, y un par de semanas después el maestro fue trasladado de colegio. Yo no creo que nos adoctrinara a favor del terrorismo, ni que su intención fuera esa. Dejar de explicar el significado de las cosas que pasan empobrece la educación y nos hace a todos más incultos.

Cuando Bauzá abrió en Menorca la campaña electoral que le llevó a la presidencia de Balears dedicó en Alaior la mitad de su discurso a la educación, pero no dijo ni media palabra que su objetivo era luchar contra «el nacionalismo independentista» en los centros. Ahora lo declara sin ambages. El pasado martes escribía en un artículo: «El diagnóstico de la enfermedad del adoctrinamiento se cura con el tratamiento del orgullo de pertenecer a este gran proyecto común que se llama España». Pone todas sus esperanzas en un pacto por la educación que se está gestionando en el Senado. Sus compañeros del PP de Balears no se han sumado a la campaña contra el adoctrinamiento. Para no repetir errores

Es posible que en el colectivo de maestros de Menorca haya un buen número de nacionalistas de izquierdas. ¿Y qué? ¿Alguien piensa quizás poner en marcha un proceso de depuración ideológica en los centros escolares? ¿Hay que volver a la formación del espíritu nacional?

Creo que la gran mayoría de maestros quieren ser buenos educadores. Y las excepciones no justifican una causa general.

El pedagogo Xavier Melgarejo, fallecido en febrero, explicaba cual es el secreto de Finlandia para conseguir los mejores resultados educativos: el respeto a los maestros, porque trabajan con el principal patrimonio del país: los niños. Aquí sucede todo lo contrario.

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