Si ustedes, queridos lectores, leen la frase: «Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver", creerán, al igual que yo, que la dijo el actor James Dean. Y la verdad es que le cuadraba porque murió a los 24 años en un accidente de coche, y además de ser guapísimo ya había triunfado en el mundo del cine. Pero, ¡oh decepción!, la frase nunca la dijo el protagonista de «Rebelde sin causa». Es una frase sacada de un dialogo de la película «Llamad a cualquier puerta», del director Nicholas Ray.
Por lo que fuera, alguien le atribuyo a James Dean la frase y eso ayudó a acrecentar su leyenda. Ya saben que la muerte hace al grande más grande y al miserable le convierte en buena persona. Está mal visto gastar bromas en un funeral, y hoy en día incluso penado con cárcel hacer algún chiste de muertos tan demócratas como Carrero Blanco. Desde aquí doy permiso, en nombre de la libertad de expresión más radical, en defensa de sentido de humor, y en la convicción de que una vez fallecido las bromas sobre mi persona no me afectaran lo más mínimo, para que usen todo el humor negro del que sean capaces y hagan chistes sobre este articulista miope. Si alguno de mis hijos se ofendiera por las chanzas post mortem, me sentiría fracasado como padre, Sin risa, sin humor, la vida es tan gris, tan mustia, tan sosa, que se hace conservadora y muy de derechas, y por lo tanto aburrida hasta decir basta.
Si leemos la frase: «Elemental, querido Watson», enseguida pensamos en el más famoso personaje de las novelas de sir Arthur Conan Doyle, el detective Sherlock Holmes. Pues bien, ni en uno solo de sus relatos aparece la frase de marras. Parece ser que la primera vez que se pronunció fue en una película de 1939, nueve años después de que falleciera sir Arthur, titulada «Las aventuras de Sherlock Holmes». La cosa se popularizo y fue pasando de boca a oído hasta nuestros tiempos.
2 Último ejemplo, para las personas de mi generación, las del glorioso medio siglo de vida, existe una serie de dibujos que fue mítica, «Mazinger Z». En ella salía un robot femenino que se llamaba Afrodita, y durante décadas afirmábamos que, al igual que Mazinger decía «puños fuera» para atacar, Afrodita decía «pechos fuera». El crítico de televisión Pepe Colubí rebuscó en todos los capítulos de la serie y descubrió el error. La frase fue fruto de la mente calenturienta de los adolescentes que la extendieron como dogma de fe, cuando la verdad es que nunca se dijo.
Todos esos ejemplos vienen de una época donde no existían las redes sociales, imaginen la facilidad que hay hoy en día para darnos gatos por liebres. Algunos viven en una especie de Matrix donde se tragan todo lo que les vomita el poder, y sus medios serviles, a través de la caja tonta y de Internet. Falta espíritu crítico, ganas de contrastar, sacar la cabecita de las zonas de confort y darse una vueltita por el sufrimiento ajeno, para comprobar que el mundo que venden, su mundo, no es el mundo real, nuestro mundo.
Perdón si me he puesto profundo para ser un jueves de puente, pero cada vez llevo peor eso de que nos manipulen. Luego hablamos con solemnidad de chorradas, o nos peleamos entre nosotros por gilipolleces, y eso no mola. Ahora, si me prometen que compartiremos unas cervezas y perderemos el tiempo charlando de James Dean, o Natalie Wood, comentando un caso de Sherlock, o mirando en YouTube algún capitulo de «Mazinger Z», me apunto. Es nuestra vida ¡qué carajo! y debemos gastarla como nos plazca. Feliz jueves.
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