Tarradellas, de acuerdo con Adolfo Suárez, restauró la Generalitat y pronunció el «Ja soc aquí», que ha trascendido como una de las alocuciones de la Transición. Sus primeras palabras fueron, sin embargo, «Ciutadans de Catalunya», una fórmula que algunos como Jordi Pujol le criticaron por entender que debía haber dicho «catalans».
En una entrevista en 1980 con Julio Merino, director del «Diario de Barcelona», analiza los candidatos a sucederle en las que serán las primeras elecciones a la Generalitat. Todas las encuestas situaban a Jordi Pujol como virtual president y solo el caso Banca Catalana podría cambiar el rumbo electoral, «20.000 millones desaparecidos son muchos millones y los primeros responsables son la familia Pujol. Este asunto traerá cola, mucha cola, porque además ya está en ello la Fiscalía anticorrupción», decía.
Pero la cola quedó en rabona porque se tapó el caso criminalmente, hasta el diario «El País» cedió y lo silenció. «Conociendo al personaje, luchará y pactará hasta con el diablo para ser president porque ahí espera tener su mejor escudo. Este hombre en cuanto estalle el escándalo de su banco -que no estalló porque fue detonado de forma cómplice y controlada- se liará la estelada a su cuerpo y se hará víctima del centralismo de Madrid», relataba aquel hombrón venido del exilio.
Su predicción continuaba: «Ya lo estoy viendo: 'Catalans, España nos roba... No nos da ni la mitad de lo que nosotros les damos y además pisotean nuestra lengua... Catalans, Visca Catalunya!' victimismo y nacionalismo a ultranza. ¡Dios, así empezó Companys!... Nunca he podido olvidar el enfrentamiento que tuve con él el mismo día del disparate de octubre del 34 y la República independiente sabiendo, como sabíamos todos, que el Estado no lo iba a permitir... Y así fue». Y así estamos.