Cuando la mayoría de los políticos van a ver al rey se comportan de forma extremadamente respetuosa. Hacen cola para el besamanos e inclinan sus cabezas en señal de sumisión y respeto frente al soberano. Pero no, el rey ya no es el soberano. Según la Constitución Española: "La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado". Y ¿cómo se comportan esos mismos políticos frente al pueblo español? Ciertamente no lo hacen con el mismo respeto con el que saludan al rey.
EN LA SESIÓN del Congreso en la que se acabó con el gobierno del Partido Popular pudimos observar muchas actitudes y aprender bastante de cómo los políticos entienden y respetan esa soberanía del pueblo. El Congreso es la máxima representación del pueblo español y cada grupo representa una fracción de ese pueblo soberano.
En múltiples casos vimos como algunos insultaban y despreciaban a los otros grupos que no estaban de acuerdo con ellos. Ciertamente se puede discrepar, pero no insultar a quienes representan parte de este pueblo soberano.
Primero fijémonos en como unos partidos designan a otros. Ahora, es común llamar partidos nacionalistas a los partidos catalanes y vascos. El nacionalismo se caracteriza en buscar a un culpable de todos los problemas del país y cubrir sus propias vergüenzas en una bandera. Evidentemente muchos partidos se comportan así.
Ahora en Estados Unidos el partido de Trump apunta a los mexicanos como culpables de todos los males y se cubre con la bandera.
En España tan nacionalistas son el PdCat y PNV como el PP y Ciudadanos.
Para unos los malos son los españoles, para los otros los catalanes y vascos. Cada uno va con su bandera y de los problemas reales del país ninguno habla.
Luego está la denominación de partidos constitucionalistas frente a los otros. Realmente los que se denominan constitucionalistas son los inmovilistas que no quieren cambiar la Constitución mientras que muchos de los otros quieren cambios.
LA CONSTITUCIÓN del 78 en 40 años solo ha tenido una enmienda, y se hizo por la puerta trasera sin consultar directamente al pueblo. La Constitución americana de 1787 tiene 27 enmiendas, lo que viene a ser una enmienda cada 8.5 años, la primera se hizo solo a los dos años de haberse aprobado. Todas esas enmiendas se han sometido a votación popular. Esto es lo que debe pasar con una Constitución, tiene que estar viva y adaptarse en todo momento a los cambios de la sociedad y los cambios deben ser aprobados por el pueblo soberano. El no querer cambiar la Constitución es puro inmovilismo, no es constitucionalismo.
Pero al pasar a un nivel más alto de insultos, podemos escuchar a Rafael Hernando que es el maestro de mentiras e insultos. Hernando acusó a Pedro Sánchez de poner en jaque la unidad de España al mendigar para su investidura el apoyo de los independentistas, a los que no se sabe qué ha prometido.
ESE LENGUAJE es ofensivo para todos y en particular para los ciudadanos hartos de un gobierno que destruye la Sanidad, la Educación y la Investigación. Menos mal que la audacia de ese señor le llevó a decir "que el PP no piensa permitir que los delincuentes tengan ni impunidad, ni inmunidad, ni indultos".
Esta amenaza después de ver las razones por la moción de censura me permitió desahogarme con una gran carcajada.
Pero el premio al mayor acto de descortesía a los ciudadanos se lo doy a Rajoy, que estuvo ausente de la sala la mayor parte del tiempo en que se llevaba a cabo la moción de censura. Esto es inconcebible en ningún país democrático. A él no le importa oír la opinión de los ciudadanos sobre su mandato. El mientras en un restaurante con sus amigos tomándose un menú de 55 euros, que supongo pagamos entre todos.
Cuando en el último momento antes de la votación Rajoy reapareció en el Congreso, nos clarificó lo que para él es España. Nos dijo que ha dejado a España mejor que cuando llegó. Podemos hacer un simple ejercicio de mirar que es lo que esta mejor en España después de su gobierno y sabremos que es España para Rajoy.