Las primarias antes de las elecciones de 2016 en Estados Unidos fueron altamente decepcionantes llevando a primera linea para las elecciones presidenciales a los candidatos probablemente menos inteligentes de cada partido. En el Partido Republicano emergió Trump del que ya no necesito dar detalles sobre su capacidad intelectual.
La situación en el país era de que una gran parte de los trabajadores en minería y en fabricación habían perdido sus trabajos y los partidos no se preocupaban de ellos. El trabajo en minería, en especial carbón, estaba desapareciendo por agotamiento de las minas y cada vez menos uso del carbón. En fabricación los trabajos se trasladaban a China donde las compañías podían conseguir los mismos resultados a precios de esclavos.
Los dos casos eran difíciles de solucionar, el primero ya que había que entrenar de nuevo a los mineros para otros trabajos, lo segundo porque implicaba enfrentarse con Wall Street. Pero claro si había una salida fácil muy usada cuando no se sabe que hacer: culpar a los emigrantes sin papeles. Con eso y un posible boicot a China salió adelante Trump.
En el Partido Demócrata había un candidato inteligente, Sanders, y una candidata fiel a la estructura del partido y a Wall Street, Clinton. En las primarias del Partido Demócrata aparte de los delegados elegidos por los miembros están los superdelegados, cargos del partido, y estos se encargaron que saliera Clinton.
Ya sabemos que pasó al final entre una candidata mediocre y un candidato idiota, salió elegido el idiota y allí lo tenemos de presidente.
La situación con la que el Reino Unido se enfrentó al brexit fue parecida. Por una parte una porción de la clase obrera perdiendo oportunidades de trabajo sin apoyo político y por otra un discurso xenófobo. Cortar la entrada de emigrantes fue la solución preferida que por desgracia ni es solución ni es un camino aceptable a seguir.
Proponer una solución real a esos problemas no es nada fácil. Requeriría un programa a varios años de reestructuración laboral que no gustaría a las grandes compañías y necesitaría una cuidadosa planificación por parte de gente inteligente y dedicada. Un plan a la misma escala que el que desarrolló Roosevelt para salir de la Gran Depresión. Pero no hay Roosevelts ahora y los tontos ganan gracias a falsas soluciones como la xenofobia.
En un ambiente social y cultural totalmente distinto hemos tenido en España las primarias del PP. Al final parecía que la elección era bastante fácil. Una candidata, Santamaría, es una mujer inteligente y con gran experiencia en la Administración y Gobierno. Una estudiante brillante durante su carrera y la número uno de su promoción. El otro candidato, Casado, guapetón y un representante de los ninis. En siete años de estudios en la Complutense no consiguió aprobar más que la mitad de asignaturas de la carrera y de allí pasó a la política directamente sin haber tenido ningún puesto de trabajo normal. Pero fue el ganador, como ya parece habitual gana el más tonto.
Casado traía ademas la pesada mochila de como había conseguido su máster en le Universidad Rey Juan Carlos I. No voy a entrar en si hubo o no delito, eso los jueces lo decidirán. Pero para mi es lo de menos. Lo que es inaceptable es que pudiera completar el máster de una forma distinta a los estudiantes normales y que indica una mentalidad tristemente muy extendida: a la Universidad se va a sacar un título, no se va a aprender y a formarse. Eso es inaceptable y una persona en su puesto debería dar ejemplo de lo contrario.
Pero lo que para mi ha llegado al límite es la frase que uso el otro día para defender el que se mantenga en su puesto de presidente del PP: «La ética la marca la ley». En esto demuestra primero que su ignorancia no tiene límites y en segundo lugar de que no tiene ni idea de lo que es la ética. ¿Como podemos esperar un comportamiento ético de esa persona que no sabe lo que es la ética?