Los perros son animales de compañía a los que el hombre suele profesar un cariño especial. Requieren cuidados, pero dan muchas alegrías por su fidelidad. En todas las ciudades vemos a peatones acompañados por perros, a los que sus dueños se entretienen en recoger las inmundicias que a veces sueltan por la calle y a quienes se dirigen con nombres chocantes, a menudo nombres propios de persona, pero también apellidos, diminutivos, nombres extranjeros, nombres inventados o incluso, simplemente, «Perro» o su equivalente en inglés «Dog» Existen perritos de raza pequeñísimos, monísimos, que visitan la peluquería más a menudo que sus propios dueños, y perros grandes, violentos que atemorizan a cualquiera y que requieren una vigilancia especial. Existen hoteles para perros y restaurantes donde los perros pueden saborear un exquisito menú a base de patés variados, sentándose a la mesa con sus dueños. Existen perros ricos, porque sus dueños son gente acaudalada, y perros pobres, perros callejeros, como los perros de la India, que viven a su aire, comen lo que pueden, duermen en socavones y nadie cuida de ellos. Una millonaria de Torremolinos llegó a tener 125 perros a los que nombró herederos, y cuando murió los trabajadores que tenían que encargarse de los perros acabaron reponiéndolos cuando morían para poder seguir cobrando el sueldo. Existe una novela de Vargas Llosa titulada «La ciudad y los perros», donde los perros son cadetes de un colegio militar de Lima. El abogado George Graham Vest definió en 1870 al perro como el mejor amigo del hombre.
Pero el hombre puede ser a veces el peor enemigo del perro. En perreras clandestinas repartidas por todo el mundo se crían perros para peleas sangrientas que acaban con la muerte de los vencidos, ya sea a causa de las heridas producidas por sus adversarios o porque sus dueños les tuercen el cuello. Son perros adiestrados para la pelea, de razas agresivas como pitbull terrier americano, perros criados en caniles con comida especial para desarrollar la masa muscular que son entrenados en cintas continuas y otros aparatos de gimnasio. Naturalmente, son locales ilegales donde se realizan apuestas ilegales y donde la muerte sirve de entretenimiento. También existen restaurantes que ofrecen carne de perro para consumo humano, restaurantes de Asia, África y Oceanía. Casi tres millones de perros son consumidos en el mundo por los humanos, pese a que en otras partes la carne de perro suele ser considerada tabú.