El día 1 de noviembre regresé a Oak Ridge después de estar varios meses en España. Viaje que fue largo debido a la reducción de vuelos intercontinentales por causa de la pandemia. Tuve que ir por Amsterdam lo que hizo que el viaje durara unas 20 horas. Pero, a pesar de pasar por cuatro aeropuertos, nadie me hizo ningún control por el Covid-19 ni me preguntaron nada relacionado con esta enfermedad. Eso sí había más controles, pero eran los de siempre repetidos.
Llegué pues a Estados Unidos dos días antes de las elecciones. No por ello pararon los partidos ni los candidatos de escribirme correos electrónicos pidiendo dinero para las elecciones. Estos días el número de correos relacionados con las elecciones superaban los 100 diarios. El gasto este año en las elecciones ha sido el más alto de la historia. Se estima en 14 mil millones de dólares. La cantidad de problemas sociales que se podrían haber resuelto con ese dinero!
En Estados Unidos no hay día de reflexión, ni la propaganda para mientras la gente va a votar. Incluso frente a las oficinas donde se vota hay grupos de gente haciendo propaganda de los candidatos. Bueno en donde vivo la propaganda se limitaba a los partidarios de Trump. En Tennessee siempre gana por amplia mayoría el partido Republicano.
El numero de votos previos al día de las elecciones ha sido este año muy grande, se ha estimado en 70% de todos los votos que se emitieron en las elecciones de 2016. Parte han sido votos presenciales y parte por correo. Días antes de las elecciones y en varios Estados empezó una campaña por parte del partido Republicano de eliminar los votos llegados por correo. Cuando estas iniciativas se llevaron a los tribunales, los jueces no autorizaron esta eliminación de votos. Todo esto estaba estimulado por Trump que quería eliminar esos votos que suponía que no le favorecían.
Buena parte de la prensa y de las encuestas antes de las elecciones proyectaban a Biden como claramente ganador. Una vez más estas encuestas parece que han fallado en sus predicciones. Una y otra vez vemos que las encuestas previas a una elección no reflejan los resultados electorales. No se si es por las intenciones de quienes hacen las encuestas o por la falsa información que dan los encuestados. Me acuerdo de que cuando el general de Gaulle era presidente de Francia, casi nadie reconocía haberle votado pero él ganaba por amplia mayoría. Podríamos tener un caso parecido con Trump. Hay gente que prefiere no reconocer que lo ha votado.
Hoy, estoy escribiendo el día 5, estamos ante una situación que no es clara. Evidentemente los dos candidatos están muy cerca de un empate con ligera ventaja de Biden y no se aclarará la situación hasta que se hayan contado todos los votos y eso puede tardar. De los Estados en que se conocen los resultados, casi todos siguen en el mismo bando que en las últimas elecciones. La tensión en la población es alta en espera de los resultados.
Justo acabadas las elecciones y anunciados los resultados iniciales que como decía no dan una situación clara, Biden pedía a sus votantes esperar hasta que se contara el último voto antes de llegar a conclusiones. Por su parte, Trump tomaba la posición esperada, se declaraba vencedor y acusaba a los Demócratas de fraude electoral sin presentar ninguna prueba y ya ha empezado batallas legales en varios Estados. Por tanto se nos abre el esperado periodo de confusión en el que Trump, si no gana finalmente, hará todo tipo de trucos para permanecer en la presidencia.
Estamos en una situación en que la capacidad de resistencia del estado democrático se pondrá en prueba. La ambición de Trump puede llevarle a forzar el sistema, pero siempre con la colaboración de la mayoría de su partido que no quieren enfrentarse a la situación real. En situaciones como estas, la mayor culpabilidad está en quienes lo toleran y se callan para no poner en peligro sus puestos.