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Con derecho a réplica

Cerveza sin alcohol, ¿era necesaria?

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Bueno, ya estamos por aquí una semana más. Y una semana más deseo, queridos lectores, que a pesar del contexto azul oscuro casi negro (gran película de Daniel Sánchez Arévalo)    que nos venden le hayan pasado cosas bonitas del tipo curarse si estaba malito, salir de algún bache económico, o recuperarse de algún conflicto emocional. Creo que es justo, ya que les doy la turra cada siete días, que al menos empiece preguntándoles cómo lo llevan. Cuando los diálogos se han convertido en monólogos encadenados, me parece necesario preocuparse por el otro, además conocer las vivencias de los otros nos ayuda a poner las nuestras en su justa medida. Si algunos sacaran la cabecita de su ombligo igual no se pasaban noches sin dormir porque no se deciden entre comprarse un MacBook o un Ipad.

Dicho lo cual esta semana quiero decirles que no sé cuánto me queda por aquí. Al cansancio propio de llevar tantos años dando la monserga por amor al arte -el ego ya hace años que se sació- se puede sumar el hartazgo de este periódico por soportar a un sujeto como yo, y por si eso fuera poco ahora le podemos sumar la capacidad casi ilimitada que tiene la Inteligencia Artificial. La agencia de noticias Xinhua ya ha fichado para su plantilla a un robot, con una forma humanoide que lo flipas, para presentar un noticiero. Google ya tiene herramientas de inteligencia artificial donde basta con darle la primera y la última palabra para que te escriba un artículo o incluso un libro, casi nada. Así que ya ven, o el agotamiento propio, o el hartazgo ajeno, o un puñado de microchips al alcance de cualquiera hacen que estos artículos tengan los días contados. Ojo, que cuando ese día llegue cero dramas, dar las gracias por la oportunidad, despedirme con cortesía de todos ustedes, desearles a los neoliberales que les vaya lo peor posible, y marchando que es gerundio.

Pero hasta que ese momento llegue no dejaremos de hacernos preguntas en alto y en público: ¿por qué el químico Juan Antonio Corchón dedicó su sapiencia en inventar la cerveza sin alcohol, de verdad era necesario? ¿Se acordará ahora la Infanta de todas las cositas que hizo su ex, el duque en-Palma-do? ¿Aprenderá algún día el líder político al que le regalaron la carrera de Derecho por la cara que la energía solar también funciona de noche, o que al que se acuesta con franquistas le sale en la cara un ridículo bigote? ¿Habremos aprendido de una vez por todas que el titulo de epidemiólogo, o vulcanólogo no se saca en la Universidad de FaceBook, ni en el campus de Instagram? ¿Habría que prohibir por ley que los boomers hagan videos en Tik Tok,  o habría que entender la importancia que realmente tiene TikTok y no prohibir nada? Si nos dicen que Menorca no batió récords de visitas el pasado agosto y los menorquines vimos lo que vimos con nuestros ojitos, y no íbamos puestos de gin hasta las orejas ¿qué pasará cuando se batan esos récords, cuánta gente se caerá por los bordes de la isla empujados por la presión humana? Y por último, si mi gato parece tan listo ¿por qué se esconde debajo de la cama para intentar cazar al Roomba?

Tantas preguntas y casi ninguna respuesta, ¿es frustrante?, en absoluto. Preguntar es aceptar que no lo sabemos todo ni de lejos, que alguien que ha vivido o estudiado a fondo algún tema nos puede ilustrar, nos puede enseñar, y eso nos hace algo más sabios , algo menos idiotas, Desconfíen y manténganse lejos de los que nunca preguntan, son peligrosos y muy aburridos. Feliz jueves.

conderechoareplicamenorca@gmail.com

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