Hoy me he levantado con la intención de pintar flores y colores variados en mi mente con el fin de contrarrestar la negrura y esas sombras alargadas de la guerra, sombras de muerte y desolación que, de tan repetitivas, ya se te hacen como tuyas. El aluvión de noticias envueltas en la humareda de los bombardeos te obliga a abrir tus propias trincheras y a ser combatiente en la distancia. Puede que se nos esté preparando para lo peor a quienes no empuñamos esas armas pero que formamos parte del conflicto solo por nuestra ubicación geográfica o política. Ya se nos advierte que vamos a tener que apretarnos el cinturón, mensaje este que hemos escuchado en alguna otra ocasión. La mayoría ya tenemos en él más de un agujero añadido pero lo que realmente me preocupa es que va a ser de quienes no tienen cinturón, porque cuando hay bofetadas a mansalva todos las reciben pero no todos las soportan con la misma entereza o resignación. Volverán las oscuras golondrinas a anidar donde siempre, la cercana primavera teñirá de colores campos y praderas y surgirán poetas capaces de sobreponerse al horror o por el contrario, nos dejaremos llevar por los acontecimientos cayendo en la oscuridad de esos pozos que entre todos hemos ido construyendo debido a nuestro orgullo, egoísmo y falta de solidaridad?
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