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Sin flash

Esperanzas infundadas

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Puedo escribir los versos más tristes esta noche, así que esperaré a que se haga de día. Cuando crecen la morosidad, la inflación, el sectarismo y la violencia, no debemos perder las esperanzas. La esperanza es lo último que perdemos cuando el presente es chungo y el futuro amenaza ruina. Aunque estas esperanzas tienen que estar bien fundadas y no ser simples engañabobos propios de campaña electoral. Es fácil vivir engañados. Algunos lo prefieren por comodidad o para sufrir menos. Puede que lo que nos cuentan sean mentiras piadosas pero solo los muy militantes son seguidores acríticos, inasequibles al pensamiento.

Presentación en el Ateneo del libro de Jorge Dezcallar «Abrazar el mundo. Geopolítica. Hacia dónde vamos». Un placer escuchar las reflexiones, anécdotas, experiencias de quien tanto sabe y tanto ha vivido. Todas las opiniones son respetables pero no tienen la misma altura. Y ese es uno de nuestros problemas más endiablados: confundir la igualdad de derechos con la igualdad en todo. Nadie pelea por la equiparación en horas de lectura, en responsabilidad o en riesgo, trabajo y esfuerzo. Ahí cada uno quiere ir a su bola.

Escuchando las advertencias sobre la decadencia europea y el auge de la zona indopacífico, con China a la cabeza, los datos demográficos o las instituciones obsoletas frente al cambio frenético, uno hace reflexiones de kilómetro 0. Seguiremos elucubrando mientras se hunde el Titanic.

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