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Cartas desde la lejanía OAK Ridge (EEUU)

¿Qué está pasando?

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Hay cuestiones muy importantes de las que se habla muy poco. Noticias que son realmente irrelevantes aparecen en toda la prensa y en los comentarios, en cambio de lo que es esencial en nuestra sociedad casi no se habla. Pasó ya con lo del cambio climático, que durante años no aparecía en la prensa y no se hablaba de ello, cosas de los científicos locos. Pero al final parece que ya se considera asunto importante, claro que no tan importante como el divorcio de Vargas Llosa.

Un asunto que aun está en segundo plano son las crisis emocionales y mentales de los jóvenes en nuestra sociedad. Estas crisis han aumentado mucho en los últimos años en parte por cambios sociales y en parte por la comunicación constante que ahora existe gracias, o mejor dicho debido a, los teléfonos móviles que son el centro de la vida de niños y jóvenes.

En un informe que publicó hace un par de semanas el Center for Disease Control and Prevention (CDC) en los Estados Unidos se ha destapado un asunto que estaba bastante oculto a quienes no lo sufrimos.   El informe dice que las adolescentes de los Estados Unidos están «sumergidas en una ola creciente de violencia y trauma», y los datos muestran aumentos en las violaciones y la violencia sexual, así como niveles récord de tristeza o desesperanza.

Personas muertas por armas de fuego en Estados Unidos

La directora del CDC indicó que una o más de cada diez adolescentes ha sido violada, un nivel de violencia sexual que no se había visto antes y que es muy alarmante. Este tipo de violencia lleva a veces a una pérdida de la autoestima a quien la sufre y en bastantes casos lleva al suicidio. Esta situación es muy preocupante en una sociedad desarrollada en donde uno no esperaría que pasara. Lo que el informe no indica son las causas de este aumento en violencia sexual y esto es fundamental para poder tomar medidas.

Según el informe de la CDC, casi tres de cada cinco chicas adolescentes informaron que se habían sentido persistentemente tristes o sin esperanza casi todos los días durante al menos dos semanas seguidas en el año anterior y dejaron de realizar actividades regulares, una cifra que duplicaba la proporción de los chicos y es la más alta en una década. A las chicas también les fue peor en otras medidas, con tasas más altas de consumo de alcohol y drogas que los chicos y niveles más altos de acoso electrónico. El trece por ciento había intentado suicidarse durante el año pasado, en comparación con el siete por ciento de los chicos. De nuevo cifras muy preocupantes.

El bullying electrónico es también un factor muy importante en los casos de suicidio de chicas adolescentes. Algunas eran golpeadas por sus compañeras y luego subían a internet la película del mal trato. Este ha sido el caso de un suicidio reciente de una adolescente de 14 años, Adriana Kuch    de New Jersey. Un caso que ha tenido más publicidad de lo normal debido a las protestas de sus padres por la falta de medidas en la escuela de la que no obtuvieron una respuesta aceptable.

La cuestión de los suicidios va más allá de las adolescentes. En Estados Unidos ha habido un gran aumento de suicidios en general. Podemos verlo en las cifras de muertes por armas de fuego en el gráfico adjunto. Desde el año 2005, el número de muertes por suicidio ha aumentado de forma constante unas 629 personas en promedio cada año. Además como puede verse en el gráfico el numero de suicidios es más alto que el de homicidios.

En España no se ha visto ese incremento grande de los suicidios y en el caso de adolescentes el numero de suicidios por habitante es menor, en promedio por un 60% menor que en Estados Unidos. Si comparamos el caso de chicas y chicos, el número de suicidios de chicas por habitante es menor que el de chicos por un factor casi dos. No parece que la situación que se ve en Estados Unidos haya llegado a España, pero puede llegar y hay que estar alerta. La forma en la que evoluciona la sociedad es altamente preocupante y hay que entender qué está pasando para prevenirlo. La educación y la ayuda psicológica son cruciales en la prevención.

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