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Trabucar los datos

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Cuando el escribidor trata desde su siempre modestos medios de poner claridad donde hay una confusión flagrante, bien sea por intereses pecuniarios o simplemente porque la ignorancia, aparte de abundante, es atrevida. Me causa gran desazón comprobar con qué ligereza se trabucan datos fundamentales. En este caso concreto para ubicar correctamente el origen del brandy.   

Tengo sobre la mesa de mi despacho un libro «Los licores del abuelo», que en la página 118 dice: «brandy, licor de origen holandés, cuyo nombre original en holandés quiere decir vino quemado», otros    datos que en vez de aclarar los orígenes del brandy lo que hacen es confundirlo, fíjense: es curioso dice la nota que obra en mi poder, que grandes empresas jerezanas como Pedro Domecq, González Byass y Osborne, producen gran parte de su brandy en Tomelloso, y que yo sepa, Tomelloso es de Ciudad Real; mientras que en otra nota dice: la zona de elaboración y envejecimiento del brandy, está constituida exclusivamente por el triángulo que forman los términos municipales de Jerez de la Frontera, El Puerto de Santamaría y Sanlúcar de Barrameda ¡Hombre! tan exclusivamente no tiene que ser cuando resulta que en Tomelloso (Ciudad Real), las grandes empresas jerezanas producen gran parte de su brandy. Me parece que la cuestión mayormente estriba en ir por el mundo embolicant la troca.

Ustedes que me leen, saben que llevo años escribiendo artículos sobre la genuina menorquinidad de nuestra singular salsa mahonesa, con la misma persistencia, aunque equivocada, que algunas marcas comerciales tienen en el mercado sus botes de salsa mahonesa a la que siguen llamando salsa mayonesa. Ya les digo que no es una empresa fácil corregir lo que otros se empeñan en dar por bueno, y me puedo dar con un canto en los dientes, si no asoma la «gaita» un recién llegado que apenas sabe de «la misa la media» y publica que la mahonesa no es otra cosa que un ajo y oli ¡Virgen del Amor Hermoso! En fin, voy a seguir por el camino que traía sobre los espirituosos que conocemos como coñac, brandy o armagnac. Mi hija Arantxa, en uno de sus viajes, me trajo una botella de armagnac, por mi parte lo he mercado en una galería donde se pueden conseguir los mejores y más prestigiosos caldos de Madrid, donde de tarde en vez me doy un homenaje con un Ridimandolo italiano o un vino de las viejas reservas de una antigua bodega de Sanlúcar de Barrameda, que eso sí que son palabras mayores. En cuanto al brandy,    honradamente se puede decir, que todo coñac o cognac, es un brandy, pero no todo el brandy es coñac. Por cierto, antes que se me quede en el tintero, como he traído en este totum revolutum la salsa mahonesa, prueben a sustituir el limón o el vinagre por un chorrito de un buen coñac o brandy, la diferencia les sorprenderá.

Tengo prisa en decirles, que las copas para coñac no deben ser demasiado grandes ni en forma de globo, como han estado de moda hace unos años, pensando que esos «copones» ennoblecían las manos que los acunaban para templar un poquito el caldo, craso error fraguado en la mufla de la ignorancia, porque esas copas en forma de globo, liberan demasiado deprisa el buqué, por el contrario, una copa ideal será aquella ligeramente alta que se estrecha en la parte superior, permitiendo que el olor-buqué permanezca en el interior. Ya soy consciente que la copa balón ostentosamente grande, es un consejo de quien teniéndose por experto, ha dado una información equivocada, posiblemente, porque al inclinar la gran copa, el caldo libera de esta suerte su buqué, eso precisamente por ser cierto,    es donde está el error. El olor o buqué, debe de permanecer dentro de la copa y no malgastarlo con el primer movimiento pendular llevado a cabo.

El Reglamento del Consejo Regulador del Brandy de Jerez, consta de 44 artículos, que cuida de la pureza de este espirituoso. Tengo, aunque no religiosamente bien conservadas, algunas botellas de brandy, coñac y armagnac. De tarde en vez abro una si tengo invitados que sepan apreciar que detrás de una buena becada, un lomo de corzo o unas magras de jabalí en salsa como lo guisan en Andalucía, solo con un buen espirituoso    acompañaremos la charla después de esa comida.

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