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Los viejos rockeros

«Hackney Diamonds», o cómo el rock se niega a morir

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La sociedad ‘Rolling Stones' estaba participada hasta ahora por Mick Jagger, Keith Richards y Charlie Watts. Se supone que ahora serán los descendientes de Charlie quienes formen parte del goloso pastel empresarial.  Ubicada en Amsterdam, gestiona todos los negocios de los Stones, esa máquina multinacional de hacer dinero.

Hacía 18 años que los Rolling Stones no sacaban un disco con canciones nuevas. En el entretanto nos obsequiaron con diversas giras, varias recopilaciones y especialmente con un maravilloso disco dedicado a versiones de blues («Blue and lonesome», 2016). Y ahora han presentado su nueva obra «Hackey Diamonds» todo un acontecimiento mundial que demuestra  que, al parecer, nunca es ‘The last time' para ellos ni que el rock quiera morir.

Una maravillosa campaña de promoción, como solo sabe hacerla Mick Jagger, el cerebro económico del grupo, asegura ya un éxito impresionante de ventas. Comenzaron filtrando rumores sobre el nuevo disco. Aparecieron unas fotos viéndoles entrar en estudios de grabación. Se confirmó oficialmente la grabación del disco antes de presentarlo en una ‘première mundial' en el Teatro Hackney de Londres que vieron, vía streaming, la indecente cantidad de más de 500 millones de personas. Unos días antes habían filtrado la primera canción del nuevo disco «Angry». Unas semanas más tarde presentaron la segunda canción «Sweet sounds of heaven», con la participación de Steve Wonder y Lady Gaga. Una balada soul que sin duda devendrá en un clásico. Finalmente, y después de inundar de vídeos promocionales todas las televisiones del mundo, la víspera del lanzamiento del disco (hace una semana) actuaron por sorpresa en el    club Racket NYC donde interpretaron 7 canciones y donde volvieron a mostrar que a sus años siguen con la misma fuerza de siempre. Es increíble que Jagger a sus 80 años siga estando en una forma física increíble... y cantando mejor que nunca.

¿Pero cómo es posible esta pasión por los Stones? Pues porque forman parte de la vida de millones de personas de todas las clases sociales que les han seguido desde sus comienzos en 1962. Porque son iconos de una sociedad que los adora. Porque embrujan a mucha gente y porque para muchos son parte de la familia. No hay nada parecido en el mundo del rock.

El nuevo disco sigue la estela clásica de los Rolling de las últimas décadas. Es una equilibrada composición de varios tipos de músicas en las que ellos se desenvuelven con soltura: el rock, el blues, las baladas, el country, el soul e incluso hay toques de un cierto aroma pop que encanta a Jagger pero que Keith odia por lo que han tenido que encontrar un punto de encuentro.     

El disco comienza con «Angry» (la canción que promocionaron como buque insignia del nuevo disco) que con    tan solo dos meses de divulgación ya se habrá convertido en un clásico de su repertorio. De la escuela de «Start me up» muestra el inconfundible estilo de los Stones. Gran riff de Keith y un solo que recuerda al de «Sympathy». Después siguen canciones como «Get close» (con Elton John al piano), un mid-tempo que puede recordar a «Can't you hear me knocking». Incluso contiene un solo de saxo que nos remite al desaparecido Bobby Keys. Sigue «Depending on you» una balada pegadiza con un sonido suavizado por el ingeniero del disco Andrew Watts. Buen slide de Ronnie Wood.

Después ofrecen un rock duro «Bite off feat» con Paul McCartney al bajo. Rock sucio de garaje que recuerda a los Sex Pistols. Sigue una maravilla optimista muy pegadiza «Whole wide world», donde hablan de sus comienzos en Fulhan y de las dreary streets of London (las lúgubres calles de Londres) y de que no hay que dejarse vencer por los malos tiempos que uno pueda tener en la vida. Canción optimista propia de resistentes.

«Dreamy Skies» es un country que nos recuerda al «Beggars Banquet» o incluso al «Far away eyes». Gran slide del maestro Ronnie. «Mess it up» tiene un comienzo muy stone que luego se transforma en un estribillo pop muy pegadizo. En «Live by the sword» vuelven a contar con Elton John. «Driving me too hard» sigue la misma estela.

Keith Richards, el alma musical del grupo, canta «Tell me straight» (con Jagger haciéndole coros) que nos remite a sus conocidas «Thru and Thru» o «Slipping away».

Después viene la citada «Sweet sounds of heaven» con un Jagger realmente extraordinario y una Lady Gaga que le complementa perfectamente. Una gran canción soul.

Y para cerrar el disco regresan a sus más primitivos orígenes cuando eran unos devotos del blues de Chicago y cuando Brian Jones, el fundador original de los Stones, escogió el nombre de una de las canciones de Muddy Waters («Rollin' Stone») para nombrar al grupo. Jagger y Richards se convierten en puristas bluseros tocando  precisamente «Rollin' stone» donde Mick demuestra lo mucho que aprendió de la harmónica de Sonny Boy Williamson, Little Walter, etc    mientras Keith versiona la forma de tocar de Muddy Waters. Muy emocionante para quienes les seguimos desde sus inicios de hace 60 años.    Sí, ha pasado mucho tiempo pero lo han vuelto a hacer. Un gran disco adaptado a los nuevos tiempos pero con el inconfundible sello de los Rolling Stones. El rock no quiere morir.

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