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Desde que el 22 de febrero pasado llevó la prensa de papel a sus portadas el estallido del ‘caso Koldo' –el día anterior había sido detenido y puesto en libertad Koldo García, exasesor del exministro José Luis Ábalos, por su relación con las mordidas en la venta de mascarillas en época álgida de la pandemia de la covid–, el portavoz del grupo parlamentario socialista en Balears y dirigente del PSIB, Iago Negueruela, salió a rueda de prensa casi diaria –y una vez, dos–, entre el 23 de febrero y el lunes 4 de marzo, que es cuando se fue a Madrid para reunirse con periodistas que siguen habitualmente la actualidad informativa del Congreso de los Diputados. En toda esta crisis ha actuado como una suerte de señor Lobo y Superman con un objetivo perfectamente diseñado: arrojar cualquier sombra de duda, y desviar las críticas, sobre la gestión de Francina Armengol, presidenta del Congreso y, en la época de la compra de los cubrebocas, presidenta del Govern.

LA PRIMERA VEZ QUE ARMENGOL habló del asunto –en una de esas paradas ante un grupo de periodistas que en la jerga político-periodística se llaman ‘canutazo'– fue el 27 de febrero. Todo lo que contó la presidenta del Congreso aquel día lo había anticipado ya Negueruela en sus comparecencias ante periodistas de las Islas. Posiblemente fue de la cosecha de Armengol decir que ese caso le producía «asco».

Esas declaraciones de Armengol no enterraron el caso, sino todo lo contrario. Al PP le dio tiempo para ordenar estrategias y situar a la presidenta del Congreso como objetivo político. Armengol, cuando presidía el Govern, había entregado 3,7 millones a una empresa corrupta, no había dado suficientes explicaciones y tenía que asumir sus responsabilidades. Y, en política, las responsabilidades se asumen dimitiendo. Esta semana última, el martes, Armengol se refirió otra vez a su papel en la variable balear del caso de las mascarillas. Marga Prohens, presidenta actual del Govern, dedicó parte del 1 de marzo, el aniversario de la aprobación del Estatut y Dia de les Illes, a intervenir en diferentes emisoras de radio de alcance estatal para insistir en la dimisión de Armengol. «Ya es el principal problema de Pedro Sánchez», afirmó en una. Armengol sigue y está en el disparadero, sobre todo en los comentarios de redes como X y en los medios digitales de combate al estilo de los de la cuerda de Bannon en los Estados Unidos. A la anterior presidenta balear la llaman de todo en las redes y costará –pero habrá que ver qué pasa– que siga con su idea de volver a ser candidata en 2027. Según Sebastià Sagreras, portavoz parlamentario del PP balear, «hay movimientos en el PSIB para retirarla», igual que a Negueruela. Hay dos preguntas sin respuesta en este episodio a las que la gira por los medios no ha dado respuesta, o cuya respuesta no es la que espera oír el PP: quién pidió al Govern desde el Ministerio de Fomento que se comprara a esa empresa y por qué se esperó a 2023 para reclamar.

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