Cuando miro alrededor no puedo dejar de pensar que en realidad somos como cuadrúpedos girando alrededor de una noria, una noria que se nos ha puesto para que saquemos agua de pozos secos y mientras damos una y mil vueltas, nuestro guía y maestro, ese en el que nos dicen confiemos a ciegas porque solo el sabe lo que hacemos, nos asegura que nuestro camino andado, esas mil vueltas nos van a servir para que lleguemos a la sabia conclusión de que el fin justifica los medios. Solo de vez en cuando, cuando nuestros vampiros de energía se medio duermen, somos capaces de observar realidades que no se ajustan a lo que se nos inculcaba. Una vez más las «casetes de vorera» vuelven a ser noticia, esta vez en una nueva disputa política entre la izquierda y la derecha.
En el Senado, mayoría del PP, parece ser que tienen claro que deben ser protegidas, mientras que el Congreso, mayoría de izquierdas la cosa no está tan clara. Si con el caso Koldo, ambas fuerzas políticas votaron juntas en que se investigara a fondo, en un caso como el de la «casetes» que no es o no debería ser un tema político, tan difícil sería llegar a un acuerdo para no borrar del mapa de nuestras costas esas emblemáticas construcciones? … «Y dime maestro, a pesar de ello llegaré a ver la luz? Pequeño saltamontes, la única que llegarás a ver será la del final del túnel».