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Con derecho a réplica

Un pingüino en el Sáhara

| Menorca |

¿Cómo están queridos lectores? Quiero que respiren hondo y que con toda la calma de la que sean capaces me respondan a la siguiente pregunta: ¿creen que es compatible que Menorca sea Reserva de la Biosfera con que atraquen buques de guerra en el puerto de Maó y desembarquen más de 500 soldados para hacer maniobras por sus campos y playas? Me parece que ser referente mundial en cuanto a conservación de la naturaleza y al mismo tiempo destino de barcos de guerra y maniobras militares chirría un poco. No sé, es como plantar un páramo con millones de árboles para después rociarlos con napalm, absurdo.

Pero qué sabré yo, que pienso de corazón que los psicópatas del mundo no pueden estar al mando de los gobiernos y ahí tienes al genocida Netanyahu, al siniestro Milei, al sátrapa de Putin, a la neofascista de Meloni, el nazi húngaro Viktor Orban, el dictador saudí Mohamed bin Salma - mira tú, el jefe de Rafa Nadal, ¡vamos Rafa, transmitiendo valores!-, al amante de la libertad de expresión y de los derechos humanos el chino Xi Jinping, a la señora de modales chulescos de capital que dejó morir a 7.291 personas por viejos y por pobres, y un largo etcétera que no te lo acabas ni reeditando una versión ampliada de «El libro gordo de Petete» (toma referente boomer).

Si alguien, por lo que sea, porque tiene el coco comido por los sibilinos mensajes neoliberales, o porque tiene más pasta que Rockefeller en sus tiempos, o porque se ha dado un golpe en la cabeza cuando era pequeño y le cosieren mal los puntos dejándole un coágulo que presiona la parte frontal del cerebro y le impide razonar con fluidez, piensa que exagero, le remito a esta básica definición de psicópata: «Persona con un trastorno de personalidad antisocial con el que no pueden empatizar ni sentir remordimiento, por eso interactúan con las demás personas como si fuesen cualquier otro objeto, las utilizan para conseguir sus objetivos, la satisfacción de sus propios intereses». Nada más que añadir señoría.

A ver, que no hace falta ser Einstein para ver que a los poderes económicos más bestias, que bebieron de la maldita escuela de Chicago, les va de coña tener en los gobiernos este perfil de persona para explotar lo que haga falta explotar, ya sean trabajadores, o bombas sobre niños, con tal de aumentar el beneficio de su accionariado. Ya saben que para mí lo más triste es que millones de personas amen, apoyen y aclamen a estos, sus verdugos.

Pero en fin Serafín, también los aztecas sacrificaban niños a sus dioses. La inquisición quemaba mujeres al suyo. El esclavismo fue legal hasta 1981 en Mauritania. La religión fue el opio del pueblo y ahora lo es el dinero y el fentanilo. Pablo Motos derrocha humildad y sensatez y por eso lidera audiencias desde hace años. La gente ve Masterchef y lo llama programa de cocina. Los youtubers que se fueron a Andorra para ahorrarse impuestos tienen cada vez mas likes. Alguien inventó la cerveza sin alcohol. Las series apocalípticas lo petan porque no es más fácil creer en el fin del mundo que en el fin del capitalismo. Las utopías brillan por su ausencia. Y a pesar de todo eso, y mucho más, aquí seguimos, que no es poco.

Ahora solo falta cambiar tanta «resiliencia», que ya empieza a ser cansina, por una poco de «resistencia», y en esta parte o nos movemos y apoyamos en grupo como una legión romana, o lo tendremos más crudo que un pingüino en el Sáhara. Mola acabar el artículo con el propio título, infantil pero resultón. Lúpulo y feliz jueves.

conderechoareplicamenorca@gmail.com

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