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Un hombre con una corbata roja

| Menorca |

No hago más que leer titulares donde se lanzan advertencias sobre lo que puede perjudicar Donald Trump en los más variados asuntos, por ejemplo al ser este hombre un negacionista acérrimo del cambio climático, de manera que sobre tan urgente asunto poco o nada cabe esperar. En cuanto a los inmigrantes ya pueden estos pobres ir pensando en deportaciones masivas. Uno tiene la sensación que el señor Trump «respire por la herida» cuando Europa está sumida en sus desastrosas y peligrosas miserias bélicas. Solo desde una pesadilla delirante se podría creer que obtuviera tan indiscutible victoria electoral un hombre como Trump. Por cierto, ya se habrán fijado en la mono fijación que siente por llevar una corbata roja, debe ser una promesa, si no, no se explica.

En cartas a la directora, de «El País» sábado 9 de noviembre 2024, se podía leer una reflexión que un lector publica: «un populista demagogo, falso, embustero, racista, xenófobo, misógino, eso entre otros epítetos de ese cariz. ¡Ah! Y sin olvidar lo de ‘procesado como delincuente’, o sea, un individuo peligroso». Bien, pues el votante americano lo ha preferido antes de ceder el despacho oval a Kamala Harris. Recuerdo que en estas mismas páginas, en un trabajo que titulé «La risa de Kamala Harris», ya advertíamos que no iba a ser presidenta de EEUU porque el votante americano nunca ha votado a una candidata con el ánimo de convertirla en presidenta del país.

La gente en general cree que la América de Donald Trump está muy lejos. No se equivoquen porque hoy no hay nada que esté muy lejos y menos donde los políticos meten las manos. Por cierto, necesitamos políticos de los que se pueda confiar en su palabra porque como dice Javier Cercas «la mentira es el descrédito vertiginoso de la verdad». Pues mira tú por donde, en su anterior mandato, Trump hizo uso y abuso de tan lamentable condición sin importarle el descrédito que la mentira acarrea. Tanto es así que algunos políticos se han visto forzados a dimitir por haber mentido. Cuesta tener que asumir que a pesar de sus barraganadas le hayan votado masivamente; cuando toque lamentarse estaremos ante una situación histórica. Luego vendrán los que lo saben todo y dirán: ¡se veía venir!, ¡esto eran habas contadas!... ya, ¿y entonces por qué le disteis semejante poder? Lo malo será que lo pueden pagar muy caro quienes ni siquiera son americanos. Hay un deseo unánimemente expresado ante determinados acontecimientos. «Dios bendiga América», se dice, ojalá que a raíz de estas últimas elecciones no tengamos que decir que dios perdone al votante americano.

Convendría recordar que al señor Trump la justicia le ha tomado interés. Tiene juicios pendientes pero tratándose de América y del hombre de la corbata roja, todo puede acabar en ‘pelillos a la mar’. Mientras tanto el flamante presidente va a banderas desplegadas. Un candidato que en plena campaña electoral dijo de su contrincante Kamala Harris que era una mierda. Hay un refrán castellano que dice «quien burros favorece, coces merece». Tan cierto es como venir a caer en la cuenta de que este mundo está lleno de hombres y mujeres que no sirven para mandar ni para obedecer y en este caso también, aunque hay que dejar pasar los 100 días de cortesía. Mientras déjenme tomar prestado lo que decía el papa Adriano VI: «vidé bimus et cogitábimus» (’lo veremos y lo pensaremos’).

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