PP y Vox andan buscando la fórmula mágica para seguir siendo socios, no parecerlo y que ninguno de los dos muera en el intento. Tras la ruptura de las dos formaciones por órdenes de Santiago Abascal y unos meses después del fallido intento del PP de desplazar a Manuela Cañadas de la portavocía para poner, probablemente, a Sergio Rodríguez, la situación ha cambiado muy notoriamente. Aún no se han contado las interioridades de aquella reunión decisiva con la emisaria de Santiago Abascal que la cambió todo.
Aquello facilitó que, en los últimos dos meses, haya habido un goteo de acuerdos de diversa índole entre las dos formaciones. Manuela Cañadas tenía que haber caído en aquella reunión; el PP quería su cabeza ante la imposibilidad de negociar con ella, pero Cañadas no cayó. Aun así, el PP no salió de vacío de aquello porque logró que la portavoz de Vox moderara su ardor guerrero. Desde entonces, como ya se ha dicho, los dos partidos han encontrado la fórmula para encadenar acuerdos.
De todo lo que se habló en aquella reunión, solo falta el pacto presupuestario para el PP y la derogación de la Ley de Memoria para Vox. Lo primero, aparentemente, se sellará la próxima semana. Marga Prohens quiere llegar a la fiesta de aniversario de los dos años de su victoria con algo concreto entre manos que demuestre que no está sometida a Vox y ese algo concreto es el Presupuesto. Todo apunta a que esta próxima semana habrá acuerdo, pero hasta entonces, hasta la aprobación de esa meta final, PP y Vox han ido dibujando pactos parciales en asuntos de enorme relevancia, como el decreto turístico y el de vivienda, o de importancia relativa, como esa ampliación de plazo a los interinos que han estabilizado plaza para conseguir el título de catalán.
La fórmula que han encontrado PP y Vox para sobrevivir es que Vox se atribuya todo el éxito de lo que se negocia: no hay ecotasa gracias a Vox, se podrá urbanizar en suelo rústico gracias a Vox y se rebaja al exigencia del catalán en la sanidad gracias a Vox. A Vox ya le va bien esa imagen de que la comunidad gira a la derecha gracias a ellos mientras Prohens va haciendo su camino: convalida las 95.000 plazas de alquiler turístico que estaban en un limbo y se atrae el voto del PI, desbloquea suelo en Palma para que algunos promotores construyan 20.000 viviendas y salva de la quema a 145 interinos que, pese a llevar años en la Administración, aún no han sido capaces de sacarse el título de catalán.
PP y Vox han encontrado la fórmula de la Coca-Cola, la chispa de esa complicada vida en común. Saben que, en estos momentos y muy probablemente también dentro de dos años, el uno sin el otro nada son y nada valen. El resultado final de la fórmula se verá pronto, con alguna cesión del PP en materia lingüística, probablemente de menor relevancia de lo que diga Vox. Nuevamente el Presupuesto se aprobará porque Vox quiere, pero, mientras tanto, ahí va Prohens, haciendo su camino.